The Priests (Jang Jae-hyun, 2015)

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Publicada originalmente en la extinta Terror.Team.

The Priests parte con su premisa de ser la supuesta primera película asiática que toca frontalmente con la temática del exorcismo. Siendo este punto de lanzamiento su unión, más o menos colateral, con una de las diatribas más socorridas del cine de terror norteamericano (la sombra del clásico de Friedkin por todos conocido es muy alargada), se podría esperar de la ópera prima de Jang Jae-hyun una visión más anexa a los abstractos y ambientales toques que bien podría definir al terror asiático, con sus poso folclóricos y culturales que hacen que el horror venido de oriente goce de un poso peculiar y distinguido. Idea fascinante de inicio, ya que el director afronta aquí una coyuntura católica asociada generalmente al cine de género de occidente, por lo que abre la posibilidad de un choque interesante de asimilaciones. Nada más lejos de la realidad, ya que The Priests acaba por proponer gran parte de las diatribas recorridas por los exorcismos fílmicos norteamericanos con bastante respeto y fidelidad, pero cayendo en un intento de imitación revestido de una atmósfera más deudora de sus referentes de lo que cabría espera.

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The Priests cuenta, como no podía ser de otra forma, acerca de una joven que ve su alma corrompida por un espíritu maligno; dos sacerdotes (uno, el ya experimentado Padre Kim, y un diácono, Choi, recién llegado y por ende más sufridor) establecen las maneras de luchar contra el espíritu maligno. Se puede agradecer lo establecido del choque de caracteres y sus choques y conexiones ante una turbia historia, aunque los oscuros efluvios que el diácono descubrirá a medida que avance la película le harán cobrar un sonado protagonismo, nada mal llevado por el actor, en un tono de cierta petulancia atmósferica que pasará por originar algunos de los mejores momentos de la cinta. Aún así, Jae-hyun no evolucionará ni un ápice lo ya visto en muchas otras películas de su género, como es la narración de una historia (de manera sosegada, hacia el habitual y taciturno ritmo oriental) con los ya consabidos tintes dramáticos, la inevitable carga religiosa (se disfrutan de esos insertos en italiano haciendo referencia a los altos focos de la Iglesia Católica) y ese especial aplomo del impacto visual propio de la cinematografía asiática, aquí principalmente en unos flashbacks que irán componiendo el drama del joven diácono.

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No habría que dejar de avisar que el espectador más avezado que ya conozca todos las claves narrativas del cine de exorcismos  podrá acabando en adivinar muchas de sus resoluciones, algo que juega totalmente en contra de The Priests desde que uno se ve inmerso en la narración. Aún así, el director marca unos graduales momentos de impacto, a razón de las escenas donde se exhibe sin tapujos partes del exorcismo, como eje y principal foco de atención de la historia. A razón de esto, y como ya se ha dicho varias veces en este análisis, su toque nos recordará irremediablemente a las texturas del cine norteamericano, sin ningún hueco para la relevancia, aunque se aporten algunos posos culturales de diferente calado al occidental; el revelador sonido de una campana o la utilización de la sal, supondrán un aporte interesante. Aunque al director se le noten unas premeditadas intenciones de aportar realismo, estas escenas quedarán ancladas en la artificiosidad, tono general que definirá a la película.

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Aún así, The Priests guarda en sí misma alguna que otra sorpresa singular en su fondo, más ligada al exorbitado sentido de los asiáticos por los géneros, en los que la película parece incluso contonearse con el cine de acción (en unas escenas de apertura y conclusión), además del siempre incesante empeño en el retrato del paisaje urbano, aquí en una sempiterna ambientación nocturna; también destacar su confeso intento de perturbación, que estará únicamente  solo conseguido en unos pequeños instantes. Aunque a Jang Jae-hyun se le pueda notar cierto oficio, y eso que su filmografía tan solo se compone de otro cortometraje que sería el germen de esta, su ópera prima, estamos ante el tipo de película que acabará anclada en sus referentes, con  solamente unas pequeñas pinceladas de sentido hacia el terror.

Saludos desde el Gabinete, camaradas.

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