Chicks with Guns: «Malibu Express» (Andy Sidaris, 1985)

Empezamos una serie de reseñas de esta sección del Gabinete dedicada a las «Chick with Guns» con una de las películas más conocidas del auténtico jefe de esta temática: Andy Sidaris. Así que, debido a esto, me van a permitir inmiscuirme en las siguientes líneas por la figura de este característico director a modo de presentación, un cineasta que se aprovechó de las aristas contestatarias del cine de acción de los años 80 para crear una marca autoral simple pero efectiva: chicas voluptuosas protagonizando tramas de espionaje en parajes paradisíacos, erigiéndose como heroínas de un cine de acción habitualmente protagonizado por hombres. Aunque este tipo coyuntura ya venía dándose en los años 70 con multitud de thrillers suburbanos (la vertiente femenina de la blaxpoitation, Pam Grier encabezando, sin ir más lejos), Sidaris creó una línea propia que se amoldó a los tropos del actioner de los 80 con un espíritu desprejuiciado, cuasi paródico, pero oficioso en su auto-lealtad. Con un sentido compromiso hacia el cinemabis y más concretamente a las action flicks enrabietadas de años pasados, y llegando a superar la docena de películas dirigidas, su obra fue denominada como la triple ‘B’ del cine de acción de su época; estas siglas correspondían a una definición clara de lo que uno se iba a encontrar dentro: «Bullets, Bombs and Babes», derivando después a «Bullets, Bombs and Boobs».

Sidaris comenzó su carrera en el audiovisual dentro del ámbito del deporte, concretamente en la realización televisiva de multitud de eventos que correspondían mayoritariamente a encuentros de fútbol americano, baloncesto y otras competiciones olímpicas, llegando a ganar un Emmy en 1969 por su talento a la hora de recrear la realización a pie de pista en su trabajo tras la cámara en las retransmisiones que realizó para ABC Sports durante los Juegos Olímpicos de México de  1968. Tenía ya en estos días una marca propia, el llamado «honey shot», una seña personal como realizador compuesto por primeros planos tanto de las cheerleaders como de chicas bonitas de la grada, añadiendo, por qué no decirlo, un interés extra a las retransmisiones. Nuestro protagonista fue un visionario en ese ámbito además de una persona altamente respetable dentro de la televisión deportiva, siendo su trampolín para trabajar en algunas populares tv series de los años 70; llegó a dirigir episodios para seriales como Kojak (1973), El hombre invisible (1976) o The Hardy Boys/Nancy Drew Mysteries (1977). Aunque durante esta época ya experimentó en el largometraje con obras como Dulce y peligrosa (más conocida por su original Stacey!, 1973) o Los siete profesionales (Seven, 1979, donde abriría fuego para sus inquietudes «conceptuales»), sería con la llegada de la década de los 80 donde Sidaris crea su seña de identidad e invade las estanterías de videoclub de medio mundo con sus siguientes películas. Su carta de presentación ya tenía una capacidad magnética: maravillosas carátulas de VHS con espectaculares mujeres portando armas, un gancho inevitable para el público masculino que elevaba el nivel de atracción más allá de las ganas de disfrutar de la acción alocada y extrema que regaló el decenio de los 80. La mejor forma de conocer el  cine de Andy Sidaris es disfrutar con sus películas y el exclusivo universo propio que las rodea (tanto en lo artístico como en lo argumental), comenzando hoy por uno de sus títulos más representativos: Malibu Express. Pero antes, una anotación más, como nexo de unión a su obra: prácticamente la totalidad de sus cintas estaban rodadas en Hawaii o ubicaciones similares, estando dirigidas, escritas y producidas bajo su propia compañía; en labores de producción hizo piña con su mujer, Arlene Sidaris, quien le acompañó en todas sus producciones. Andy fallecería de un cáncer de garganta el 7 de Marzo de 2007.

Malibu Express fue el primer gran éxito de Andy Sidaris, presentando al mundo las señas de un autor ya desatado en sus intenciones. Sus créditos aprovechando la alta tecnología del momento (monitores de unos ordenadores que tendrán relevancia en la trama), avisaba de que el uso de peculiares opening credits con ingeniosa concepción será una idea repetida en posteriores productos con más imaginativas propuestas. La historia, propia del espionaje urdido décadas atrás en la literatura pulp (otra seña de identidad del director), nos presenta al típico investigador privado, aquí con aire de cowboy tejano y maneras de Playboy, que es contratado por el Gobierno para indagar sobre la filtración informática que se ha hecho a la entonces temible Unión Soviética. Coby Abilene es su nombre y se inmiscuye en una trama que le conecta con el espectro de la rica sociedad que la rodea, conociendo a un grupo de mujeres muy interesantes que aprovechan cualquier coyuntura para quitarse el bikini, hasta que los bad boys del espionaje tecnológico traten de paralizar su incómoda intromisión con el fin de acabar con él.

Sidaris apostó, saliéndole muy bien la jugada, por mezclar acción y erotismo, consiguiendo además un nivel adecuado de ambos conceptos: no ignorando agradecidos apuntes de violencia (carburada a modo de tiroteos y muchas explosiones), las escenas de impacto de Malibu Express tienen una agilidad en su puesta en escena de inesperada recepción ante el toque de bajo presupuesto de estas producciones. Y, en cuanto al elemento erótico, el ya mentado sentido del humor que caracteriza la cinta le otorga un halo de ingenuidad, amén de enfatizar el exotismo de su propuesta ambiental creando  una línea artística netamente personal. Ancladas en su época, tanto esta como el resto de las obras de la filmografía de Sidaris recuerdan cuan buenos fueron aquellos momentos en los que el cine de acción carecía de miramientos y centraban su discurso hacia el disfrute del espectador.

La película está protagonizada por Darby Hinton, intérprete mayoritariamente televisivo que con toda probabilidad encontró aquí su rol más recordado, contando con la participación de Art Metrano, visto en algunas secuelas de Loca Academia de Polícia. Pero claro, el plantel femenino se llevará toda la carga iconográfica del film, siendo de obligada mención Shelley Taylor Morgan (Cromwell, el rey de los bárbaros [1982]), Lori Sutton (Patrulla Nocturna [1984]), Barbara Edwards (Playmate del año en 1984) o la tristemente desaparecida Lynda Wiesmeier, quien ese mismo año saldría en Ruedas de Fuego (1985). Dejo para el final la gran presencia femenina de la película, que añade a Malibu Express una identidad especial dentro de la obra de Sidaris: Sybil Danning. Espectacular y con el carisma badass que merecidamente la ha aupado a ser uno de los grandes rostros del cine de explotación desde la década de los 70, Sybil responde aquí a un rol de femme fatale demostrando el por qué es una de las grandes de la Serie B con un recital tan físico como carismático, además de la musa número uno de este que os escribe. Sybil roba para sí la película, y eso no es ninguna sorpresa. Malibu Express se estrenó en cines norteamericanos el 25 de marzo de 1985, siendo su principal cubículo de distribución en el resto del mundo el entonces emergente mercado de los videoclubs.

                     

Saludos desde el Gabinete, camaradas.