15 días de Halloween #8: «Habitación 333» (Anthony C. Ferrante, 2005)

333

Antes de inmiscuirse de lleno en la procreación de una de las sagas más populares del nuevo cine trash norteamericano, la franquicia Sharknado, el director Anthony C. Ferrante hacía sus primeros pinitos con el terror con esta Habitación 333, libérrima adaptación del epíteto original Boo, en el que un grupo de amigos deciden pasar una noche de Halloween en un hospital abandonado, lugar con su consecuente leyenda negra detrás, como no podía ser menos. Al mismo tiempo, un joven le pide ayuda a un viejo amigo de su padre (un policía que en sus tiempos libres es una estrella del cine blaxpoitation) para que encuentre a su hermana que casualmente desapareció en el mismo hospital que esta noche de Halloween será fruto de la diversión del grupo de jóvenes; al menos, eso creerán, porque cuando ambos grupos de personajes se encuentren allí se despertarán extrañas apariciones que sacarán a la luz el oscuro pasado del lugar. 

Habitación 333 es una muy pobre película en la que poco o nada funciona. Desde una dirección totalmente funcional ahogada por un amateurismo que volará por los aires cualquier intento de sembrar terror,  pasando por un grupo de actores totalmente fuera de tono, hasta una sensación repetitiva del uso de cliché, sin dejar apenas ningún momento para el recuerdo. Su pobre e impersonal atmósfera es salvada en unas muy puntuales ocasiones por algún que otro plano acertado, así como leves estallidos gore, de agradecida presencia, pero que no harán levantar el suficiente interés. Típica ghost story de ubicación maldita, con espectros venidos del pasado intentando exigir justicia y venganza. Película aburrida y sin ningún atisbo de tensión, totalmente previsible, descompensada y fallida en la ejecución de su trama y con intentos de impacto absolutamente decepcionantes. Se lamenta que la ubicación de la historia, un hospital abandonado que existe realmente (el Linda Vista Hospital de Los Ángeles) ofrece en algunas secuencias un buen campo para el terror, pero se desaprovecha en su conjunto con una narración torpemente desarrollada (flashbacks deficientes que rompen además el poco ritmo presente) y cuya puesta en escena, digna del más torpe cine de guerrilla, impide que se pueda entrar con coherencia en la ambientación.

Sorprende ver en un papel muy secundario, casi rozando el cameo, a Dee Wallace Stone, antigua musa del género y ahora reivindicada constantemente por algunos de los nuevos  «maestros del terror». Con cierta repercusión en el mercado del directo a vídeo al que fue destinada, Habitación 333 tiene tantas estridencias que se hacen sumamente molestas para el aficionado al género, aquí enfocado todo en un producto de aspecto casi televisivo para audiencias con muy pocas exigencias respecto al terror.  Aunque comparta muchas de las características de estilo  de la popular productora de exploit moderno Asylum (Ferrante acabaría comandando, como hemos dicho, la saga más popular de la compañía) se echa muy en falta una visión más cínica y caricaturesca de su contexto, algo que ligeramente hubiese salvado este despropósito. En su reparto rostros ligeramente conocidos como Trish Coren (Sharknado [2013]), Rachel Harland (Scarecrow [2002]) o Dig Wayne (Juez Dredd [1995]), todo en esta Habitación 333 es para olvidar. Ni se molestan en añadir elementos que pudiera hacerla disfrutable para una noche de Halloween.

Saludos desde el Gabinete, camaradas.

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