Charles Manson. Vida y obra del icono negro americano (2/2)

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Publicado originalmente en la extinta web Terror.Team y actualizado a 04/08/2017.

Dediquemos esta segunda y última parte de la monografía dedicada a Charles Manson para abordar el cómo la ficción ha sucumbido a los sórdidos encantos de una de las efigies más siniestras y ocultas de América. Aunque existen multitud de referencias a  Charles Manson tanto en cine como en televisión, intentaremos abordar las obras que directamente basan sus tramas de manera más o menos directa en la historia del criminal, así como algunos documentales de relevancia, concluyendo con algunas referencias claras dentro del cine de terror hacia La Familia, como guiños ficticios claramente directos. 

La primera parada podemos establecerla en 1971, en pleno juicio hacia el clan Manson, cuando se estrena The Cult, un film dirigido y escrito por Kentucky Jones (en su única obra conocida, rumoreándose que tras este nombre se encuentra realmente el incombustible director grindhouse Lee Frost o hasta algunos de los miembros de la Familia Manson), que se basa directamente en los hechos que en ethecultsos momentos aterrorizaban al país. Dentro de las características propias del cine de explotación del momento, el film de Jones se basa simplemente en retratar dentro de las estridencias de ese tipo de cinematografía los hechos criminales que rodearon la figura de Manson, sin ningún tipo de intención de  propiciar un retrato fidedigno sobre los mismos. Centrada en la figura del líder de un culto que induce a un grupo de mujeres a seguir sus creencias hippie-sectarias (interpretado por Makee K. Blaisdell, sin acreditar su personaje como Manson) la película se centra sobre todo en la recreación del lado más lujurioso del ideario hippie del momento, con altas dosis de sexo (por ahí está la estrella del soft-core Uschi Digard, quien interpreta a la madre del líder, relación incestuosa mediante), consumo de drogas y un puñado de escenas de sadismo y tortura que no estarán a la altura. Perdida por muchos años (se rescató en Alemania no hace mucho bajo el título Daughters of Satan [Hijas de Satán], doblada en alemán y carente de subtítulos, siendo la única forma a día de hoy de ver la película), tiene cierto encanto para los amantes del cine grindhouse, con sus habituales exageraciones fílmicas y narrativas.

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También de 1971 es The Other Side of Madness de Frank Howard, un pseudo-documental filmado en blanco y negro, que se centra específicamente, en un tono intimista y sorprendentemente sombrío, en relatar el ambiente interno de Manson y su séquito en sus días de juventud alienada por el apocalipsis y el crimen. Altamente desconocida, esta película goza en la actualidad de cierta reivindicación como retrato serio, ajeno al impacto gratuito (se resalta especialmente cierta elegancia en la recreación de los asesinatos, siendo el de Cielo Drive el punto culmen de la narración) y narrativamente solvente respecto a la figura de Manson, justo en un momento en el que sus asesinatos estaban en candente actualidad. El film estaba producido por Wade Williams quien además de ser un exhibidor cinematográfico especializado en el sci-fi clásico, era un investigador y obseso de la figura de Manson hasta el punto de estar presente en su juicio llegando incluso a entrevistarle en la cárcel. The Other Side of Madness, como hemos dicho, sería una cinta muy desconocida en los años posteriores a su estreno, justo lo contrario a lo que le ocurrió a Helter Skelter (titulada en España como Manson. Retrato de un asesino), una película para televisión dirigida por el prestigioso Tom Gries (El más valiente entre mil [1967], Los indomables [1970]…), que se basaba directamente en el libro escrito por el fiscal Vincent Bugliosi junto al escritor Curt Gentry, titulado igual que la icónica canción de The Beatles, donde relató todo lo acontecido en la lucha perenne de Bugliosi por conseguir la mayor condena contra Manson. Concebida como una mini serie de televisión de 3 capítulos, se centra especialmente en la narración del mediático proceso judicial contra La Familia, posicionándose claramente en una visión burocrática del asunto cercana al documental (el propio Bugliosi, interpretado por George DiCenzo, hablará directamente al espectador en varios momentos) alejándose de estudiar las estridencias de Manson y su clan. Aún así, tiene momentos que bordea esta coyuntura, como la sensacional escena de apertura con el ama de llaves de los Polanski descubriendo la masacre acontecida en la noche anterior y el posterior asalto policial al Rancho Spahn. En su reparto, destacar a Steve Railsback haciendo una meritoria interpretación de Manson (curiosamente, muchos años después se metería en la piel de otra leyenda criminal como Ed Gein) y a Marilyn Burns, estrella en ciernes para el cine de terror con su protagonismo en La Matanza de Texas (1974), quien en este film es Linda Kasabian; a modo de curiosidad, añadir que Eileen Dietz (con cierto culto también en el terror por aportar su rostro para las subliminales apariciones de Pazuzu en El Exorcista [1974]) es aquí una de las féminas de La Familia.

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Manson. Retrato de un asesino (Helter Skelter, Tom Gries, 1976)

Años después y ya entrados en la década de los ochenta, llegaría destinada al vídeo doméstico Manson Family Moves (1984), un extrañísimo proyecto filmado con cámara de vídeo, sin diálogos, y con un conjunto de estridentes piezas musicales (con algunas composiciones del mismo Manson) que pretenden recrear la locura de Charles en su época culmen, centrándose en La Familia como un grupo sectario inadaptado que en su locura colectiva pronto empieza a obsesionarse con el crimen. Por su demencia narrativa y sus constantes disonancias visuales, este film dirigido por un director de corte experimental llamado John Aes-Nihil no deja de ser una cinta de terror en su rama más underground y exploit, con el encanto que ello pudiera tener, aunque sus valores fílmicos estén sumergidos en una locura narrativa que, sin embargo, se acerca bastante a las estridencias propias de La Familia, recreando sus orgías desenfrenadas, el infatigable consumo de drogas, y recreaciones del lado más perverso del grupo homicida, crucifixiones y rituales incluidos. Manson Family Moves es otra de esas piezas escondidas a reivindicar, en especial por su estampa turbia y sórdida, auspiciada por su filmación en 8mm y su grupo de actores sacados directamente de la calle (algunos, según se cuenta, personas que conocieron a La Familia); quizá la obra más cercana a recrear la estética más escalofriante que rodeó a Manson y su séquito, la película goza de una edición foránea en DVD que incluye un impagable comentario del director así como una suculenta entrevista con el propio Manson.

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En 1989 llegaría The Book Of Manson proveniente de Raymond Pettibon, un dibujante californiano con unos inicios relacionados con la ilustración de portadas de varios discos de grupos de la escena punk rock de los 70 y 80 (Black Fag, Minutemen…) y con una posterior fama en la escena cultural underground americana que lo convertiría en una de las miradas más vanguardistas en la ilustración; se hicieron muy populares sus retratos a varias celebridades, incluido Charles Manson. Sus coqueteos con el cine comenzarían y finalizarían en un mismo año, ese 1989 en el que realizaría cuatro películas incluida esta The Book Of Manson. Filmada, al igual que las otras obras de Pettibon, en formato doméstico, la película hereda de sus predecesoras una lisérgica puesta en escena recreando el ambiente interno de La Familia, con las constantes locuras de Manson en sus ansias de liderazgo. De bajísimo presupuesto y de aspecto totalmente barato, este film no deja de ser una curiosidad de las pretensiones autorales de un autor inquieto artísticamente como Pettibon, aprovechándose de la imagen en movimiento, pero con escaso valor para quien pretenda acercarse a los entresijos del clan Manson. Al líder mesiánico aquí lo interpreta Robert Hecker, íntimo amigo del director, guitarrista de la banda de rock Redd Kross.

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Ye de lleno en los 90 tenemos del año 1997 The Manson Family de Jim Van Bebber (que, además de varios cortometrajes, venía precedido de una cinta de acción urbana trash llamada Bandas callejeras [1988]), una película con cierta repercusión en el panorama indie en su fecha de estreno aunque con una muy variada recepción en la crítica. Mezclando entrevistas dramatizadas a varios miembros de La Familia (nuevamente, tenemos aquí más coqueteos con el documental), varios flashbacks a los inicios lisérgicos del clan y con una incomprensible historia de góticos nihilistas (muy de la moda underground juvenil de los 90) que aquí sienten una especial fascinación por Manson, Van Bebber intenta lograr el impacto en un intento por repetir el exceso narrativo tan propio del cine de explotación de los 70, dando rienda suelta a un puñado de escenas pobladas de sexo y sangre. A este respecto, cabe valorarle a la película cierto grado de perturbación escénica a pesar de lo torpemente filmada que se ven algunas secuencias, aunque su exceso imperante, ligado a su propio discurso, la hace bastante destacable en su desmedido continuo, con un tono oscuro fascinante; se dice además, para añadirle más culto a la película, que esta es una de las cintas favoritas de todo un icono para el terror como es el escritor Clive Barker. El desconocido amigo del director Marcelo Games (había aparecido también en Bandas Callejeras) interpreta a un decente Manson, y tenemos a nada más y nada menos que a Phil Anselmo, vocalista de Pantera, aportando la voz de Satán.

Helter Skelter (íd, John Gray, 2004)

En el 2004  se realizaba para la televisión Helter Skelter, una nueva traslación del libro escrito por Vincent Bugliosi y Curt Gentry con algunos rostros conocidos como Jeremy Davies (aquel joven que iba para estrella cuando rodó con Wim Wenders El Hotel del Millón de Dólares [1999]) en el rol de Manson, Clea DuVall (The Faculty [1999], Fantasmas de Marte [2001]) como Linda Kasabian o Robert Joy (La tierra de los muertos vivientes [2005], Las colinas tienen ojos [2006]) como uno de los detectives que persiguieron a La Familia. Contando con el respaldo del propio Vincent Bugliosi en los aspectos de producción, y escrita y dirigida por un especialista en tv-movies como John Gray, esta Helter Skelter está plagada de buenas intenciones tanto conceptuales (pretende inmiscuirse más en los entresijos del clan Manson lesliey no tanto en la parte judicial) como estilísticas, aunque acaba fracasando por las limitaciones estéticas de la televisión. A esto habría que añadir que Davies interpreta a un Charles Manson totalmente insulso, que provoca que la película pierda muchísimos enteros. A modo de curiosidad, este Manson televisivo tiene en su frente una ‘x’ cicatrizada que homenajea directamente a esa ‘x’ que el criminal se tatuó durante su juicio, y que luego él mismo convertiría en esvástica siendo un complemento estético muy característico para el líder La Familia. Cinco años después llegaría Leslie, My Name Is Evil, una mezcla entre comedia y drama sobre los hechos de La Familia dirigida por Reginald Harkema y centrándose más específicamente en una de las féminas más populares del clan Manson, Leslie Van Houten. Es un film premeditadamente arty, con cierta crítica al conservadurismo de la sociedad americana de entonces en su recepción del escándalo mediático que supusieron los crímenes de La Familia, que la película retrata de manera sarcástica y con un estilo visual muy alocado. Bastante desconocida, su tono poco convencional la alejó estos pasados años de cualquier atisbo de popularidad.

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En 2014, se producirían tres películas sobre los crímenes de Manson. Por una parte se estrenaba Charlie Is My Darlin’, proveniente del realizador Mick Davies (de cuyo trabajo se podría destacar un biopic del pintor Amedeo Modigliani, protagonizado por Andy García en 2004), en una cinta con ciertos visos biográficos en lo que a la figura de Manson se refiere pero que se centra principalmente en el crimen más mediático de La Familia, el relativo a la actriz Sharon Tate. También conocida con el título Haunting Charles Manson, se trata de un film de escasa repercusión bastante difícil de visionar. También de 2014 es la algo más popular House of Manson, venida del realizador Brandon Slagle, que se confabula como un biopic de Manson desde su juventud hasta su arresto, narrada a modo de flashbacks. La película se distancia de otras recreaciones fílmicas del universo de Manson a la hora de ofrecer un perfil más humano al personaje, alejándolo de inicio a su icónica estampa de criminal, a lo que hay que añadir su intento de discernir dramáticamente sobre ese verano del 69 con unos Estados Unidos de juventud asolada por la comunidad hippie, a la postre año clave en la estampa criminal de La Familia; precisamente en la recreación de los homicidios, Slagle no se corta a la hora mostrar crudeza, lo que convergiendo en ese perfil “humanista” de Manson hace que a pesar de ser también una obra semi-desconocida, esté considerada en algunos círculos como la representación más fidedigna hasta el momento de lo que Manson significó para (contrhonkyholocausta)cultura popular. Ese 2014 nos dejaría un proyecto más: Honky Holocaust de Paul M McAlarney, una original y demente propuesta sobre una realidad paralela en el que se produce el Helter Skelter de Charles Manson, o lo que es lo mismo, esa rebelión negra que aboliría al hombre blanco a ser una marginal minoría, siendo La Familia un grupo represor que salvaría al  mundo de la inoperancia de la raza negra de poder dominarlo. La película nos sitúa tras la muerte Manson en el  núcleo de su clan, que escondido bajo el búnker en el que se recluiría después de los crímenes de Cielo Drive subirá a la superficie con sus nuevos miembros (descendencia de Manson incluida) para luchar contra la dominación negra. Una especie de aventura post-apocalíptica con grandes visos de comedia, distribuida por la Troma (Lloyd Kaufman aseguró que esta era la mejor película que había visto en muchísimos años) y respondiendo a los cánones de canallería propia de la mítica productora/distribuidora como un homenaje claro al cine de explotación más surrealista, esta visión sangrienta y lisérgica del racismo no supondrá más que una curiosidad ácida respecto a las dramatizaciones de Manson en pantalla.

Manson Family Vacation (íd, J. Davies, 2015)

Como producto más reciente, tenemos Manson Family Vacation, una película indie financiada mediante crowdfunding dirigida por J. Davis en el 2015, que retrata el viaje familiar de dos hermanos (uno de ellos obsesionados con Manson) por los sitios donde tendrían lugar los homicidios efectuados por La Familia. A mitad de camino entre la comedia y el drama, el film es curioso por centrarse en el peso (contra)cultural de Charles Manson en la historia negra de toda una nación, como telón de fondo de la contraposición dramática de dos hermanos; uno, un modélico padre de familia, y el otro, un marginal devoto a la otra Familia… sea como fuere, la película se compromete con un mensaje claro, y que cada uno lo entienda como quiera: la familia es para siempre…

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Manson Girls (íd, Susanna Lo, pendiente de estreno)

Cabría señalar al momento de escribir estas líneas varios proyectos cinematográficos inminentes sobre nuestro protagonista: primero, y el que parece llevar varios años congelado, Manson Girls, bajo la dirección y guión de Susanna Lo, con rostros conocidos como Eric Balfour (La Matanza de Texas [2003]), la espectacular Monica Keena (Freddy Vs. Jason [2003]) y con la presencia de Bill Moseley (icono del cine de Serie B rescatado en los últimos años por Rob Zombie, de cuya relación con Manson hablaremos dentro de unas líneas) interpretando al mismísimo Charles, que ahora mismo parece ya no estar confirmada; la película de hecho está en un auténtico limbo, con una producción principalmente pensada para el lucimiento de Lindsay Lohan y con actrices que finalmente se han caído del plan como Thora Birch o Estella Warren. Para este 2017 está anunciado el estreno de Bigger than The Beatles de Vaughn Juares, centrada principalmente en la relación entre Dennis Wilson y Manson, y sus supuestas colaboraciones musicales. Douglas Bennett (un actor televisivo cuyo parecido con Manson es palpable) interpretará a Charles y Joseph Andrew Schneider hará lo propio con el batería de los Beach Boys. Al momento de actualizar estas líneas, el mundo del fandom recibía con sorpresa y admiración una noticia tan inesperada como fascinante: según parece, el próximo film de Quentin Tarantino, cuyo guión ya se está escribiendo, tendrá como temática principal a Manson y La Familia. Seguiremos informando…

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En el ámbito del documental el terreno es mucho más amplio, con el perenne intento de estudiar y comprender toda la iconografía y simbolismo que ha rodeado a Manson, así que intentaremos ceñirnos a aquellos proyectos que dentro de este medio han gozado de más popularidad. El primero de ellos llegaría con el “caso Manson” aún muy reciente, en 1973, bajo el título de Manson, proveniente de Robert Hendrickson (que repitiría años después con Inside the Manson Gang) y Laurence Merrick (un efímero director exploit, al que le debemos la biker movie Black Angels [1970] y que moriría asesinado en 1977), que en sus 80 minutos de duración contiene varias entrevistas a varios miembros de La Familia (donde se destaca la relevancia de las drogas alucinógenas en la comuna), el obligado repaso biográfico de Manson (dando más trascendencia a un aspecto cruento de su figura sin esforzarse en demasía en explicar el por qué de su inestabilidad), y una tonalidad kitsch con la que recrear la importancia del movimiento hippie tan relevante en esta negra historia. La siguiente parada nos lleva al año 1989, con Charles Manson Superstar de Nikolas Schreck (músico y líder de la banda industrial Radio Werewolf, además de considerarse líder espiritual), con claro ímpetu biográfico y amateur, que se nutre principalmente de diversas entrevistas hechas directamente a Charles Manson, lo que provoca que este sea considerado uno de los documentales más significativos para entender al criminal. Que sus creadores, con Schreck a la cabeza (oficia también de narrador) parezca establecer una postura muy condescendiente hacia Manson (escribiría el popular libro The Manson File) también ha provocado que se desate muchos odios hacia esta obra.

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Otro importante salto temporal nos lleva hasta el 2004 con Citizen Shane de Ron Tibbett que se centra en Shane Ballard, un joven músico de 22 años que se presenta al puesto de Sheriff del condado de Loundes por el bando republicano en su intento de luchar contra el acoso local de la policía sobre un conjunto de empresas; la obra nos lleva a través de la campaña electoral Ballard descubriendo sus extrañas aficiones, así como la amistad personal que le une con Charles Manson. Aunque la presencia de Manson es testimonial, es curioso conocer la extraña y perversa personalidad de Ballard, el considerado mejor amigo de Charles Manson, bajo una mordaz mirada, con amplios visos cómicos, a la sociedad americana, y a algunos de sus entresijos políticos y culturales. El protagonista de este documental se suicidaría poco después de que Citizen Shane saliera a la luz, con tan solo 23 años.

Aprovechándose del título de una de las canciones de Manson que supuestamente los Beach Boys plagiaron, Cease to Exit, se estrena en 2007 este documental dirigido por Ryan Oksenberg que como es de esperar se centra en las relaciones de Charles Manson con el ámbito musical, tanto las motivaciones del ideario de Manson vinculadas con algunas de las canciones del momento así como con su relación con Dennis Wilson y Terry Melcher. En realidad se trata de un compendio de muchas de las entrevistas y declaraciones de los implicados sobre las relaciones de Manson con la música, sin aportar material nuevo, pero es un válido documento de interés para comprender el imaginario de Charles en el terreno musical.

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Robert Hendricksson, uno de los responsables de Manson (1973), repetiría proyecto sobre Charles en Inside The Manson Gang en 2007, que supone para el realizador la plasmación de un trabajo de más de 20 años en constante recopilación de diverso material sobre La Familia; quizá influido por los nuevos estilos del formato documental, Hendricksson ignora los aciertos de su primer proyecto (sin estridencias en aquel, donde simplemente se presentaba la historia en base a entrevistas y declaraciones) optando aquí una narración en off acompañado de un premeditado toque de suspense con diversos e innecesarios artificios sonoros y gráficos, que le hacen perder la enorme naturalidad de la que suelen gozar este tipo de productos; de planificación dispersa, la riqueza de sus documentales videográficos reales es lo único que le hace ganar interés para los estudiosos de Manson.

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Will You Kill For Me? Charles Manson and his Followers es un proyecto de 2008 venido de la productora televisiva Lucilla D’Agostino, realizado en exclusivo para la pequeña pantalla, centrándose primeramente en la serie de asesinatos comandados por Manson para estudiar e intentar dar respuesta a una de las mayores incógnitas del universo de este icónico criminal: su poder de manipulación y seducción, aportando una comprensible mirada ambigua sobre ello pero con entrevistas a prácticamente todos los nombres que vivieron de primera mano esta historia de sangre y perversión. Justo un año más tarde llegaría The Six Degrees of Helter Skelter, proveniente del prestigioso Mike Dorsey (quien realizaría otra obra con cierta trascendencia sobre el rapero Tupac Shakur) y con guión del historiador Scott Michaels, en una obra que está considerada como uno de los retratos más completos de todo lo que aconteció en La Familia, con multitud de grabaciones y visitas in situ a las localizaciones principales donde llevaron a cabo sus maquiavélicos planes; también se encontrarán informes verídicos de las autopsias de sus víctimas, además de aportar verdad sobre algunas falsas leyendas urbanas que se vertieron sobre Manson, como aquella que habla sobre una supuesta audición musical de Charles con el grupo The Monkees.

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Otro documentalista de reputación fue Larry Wessel, quien presentó en 2010 Iconoclast; su protagonista es el polifacético músico Boyd Blark Rice, todo un icono controvertido de la (contra)cultura underground que bajo el pseudónimo de NON se convirtió en uno de los nombres más populares de la música noise y experimental, llegando a colaborar con importantes artistas como de Death in June o Sol Invictus. Si nos es interesante esta obra es porque Rice  es famoso, entre otras cosas que aquí no vienen al caso, por su seguimiento de la Iglesia de Satán de Anton LaVey (de quien era íntimo amigo) y su posición acerca de las doctrinas de Charles Manson, que le llegaría incluso a ser archivador “oficial” de muchas de las escrituras de nuestro protagonista, por lo que el acercamiento a su figura en el documental de Wessel nos permite comprender a Rice como revolucionaria estampa de la controversia, como lo sería Manson en su tiempo.

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Como proyecto más reciente en este medio cabría destacar Life After Manson (2014), un cortometraje documental de 25 minutos proveniente de la cámara de Olivia Klaus, cuyo título hace mención a la protagonista del mismo: Patricia Krenwinkel, uno de los miembros más simbólicos de La Familia que en formato entrevista (no había concedido una desde 1994) expone sus pensamientos respecto a su pasado homicida o las actuales disertaciones de su peso en la crónica negra , así como una constante muestra de arrepentimiento y redención. Un interesantísimo acercamiento actual hacia una de esas siniestras personalidades quienes una vez fueron los asesinos de América.

Snuff (íd, Michael Findlay, Horacio Fredriksson, Simon Nuchtern, 1975)

Volvamos al cine ahora para repasar de manera somera algunos de los acercamientos que la ficción haría sobre el universo de Charles Manson, algo comprensible debido al enorme impacto mediático que ha tenido, tiene y tendrá el protagonista de esta monografía. Como ejemplo, quedémonos primero en un caso acontecidos en el cine de explotación underground, campo de cultivo de una retahíla de productos de Serie B, plagados de buenas intenciones y curiosas narraciones, destinados principalmente al consumo en los autocines y los llamados teatros de barrio. En el año 1975 se estrenó una controvertida película llamada Snuff, proveniente de un director grindhouse llamado Michael Findlay. Tras este impactante título (que hacía referencia directa al emergente fenómeno del mercado clandestino de supuestas grabaciones caseras con muertes reales) se escondía en realidad un proyecto pergeñado por el infatigable productor Allan Shackleton, quien se agenció los derechos de explotación de una película argentina llamada The Slaughter y dirigida por Findlay, a la que se añadió una escena rodada ex profeso en la que supuestamente una mujer es torturada hasta la muerte ante la cámara; al menos, eso intentó creer Shackleton, que en una inteligente campaña de márketing promovió un estreno en pleno Nueva York vendiendo la película como la primera cinta comercial snuff de la historia. La jugada le salió tan bien que se convirtió, hasta que la propia policía se vio obligada a desmesnuffposterntir la veracidad de la muerte, en una de las películas de culto del momento, que llegaría a ser incluida por derecho propio en las Video Nasties británicas, esas cintas prohibidas en el Reino Unido durante el mandato de Margaret Thatcher. Aunque lo que más nos interesa respecto a Charles Manson es la película original usurpada por Shackleton, la ya mencionada The Slaughter, que contaba la historia de un productor que llega a Buenos Aires acompañado de su actriz estrella, una sex symbol emergente llamada Terry London; pronto la trama se enturbiará con las pretensiones de homicidio de la joven intérprete sobre el productor, con un telón de fondo que nos retratará a un grupo hippie-sectario aficionados a los cultos de tintes satánicos. No es difícil darse cuenta de los paralelismos de la trama con La Familia (incluso puede asimilarse las analogías entre la protagonista, interpretada por la modelo y actriz argentina Mirta Massa, con Sharon Tate), recreando sus costumbres y modus operandi dentro de una una composición que, basándose en las estridencias del cine de expotación, parecen recrear un retrato social underground de la época, con el movimiento hippie como bandera. Aunque The Slaughter sea una película  muy irregular y con las habituales parquedades de estilo de Michael Findlay, supone un acercamiento cinematográfico al clan Manson visto desde la ingenua óptica de aquellos locos 70, más veraz y conseguido que otras muchas adaptaciones confesas.

Los Renegados del Diablo (The Devil’s Rejects, Rob Zombie, 2005)

La otra referencia clara que podemos encontrar en el cine atañe al prestigioso y personal músico y director Rob Zombie. Catalogado como uno de los más representativos nombres del nuevo cine de terror norteamericano en su vena más visceral, y adorador confeso de la (contra)cultura americana y de todos los vestigios oscuros del folclore de su país de origen, Zombie comienza su andadura en el cine con una dupla de películas, La Casa de los 1.000 Cadáveres (2003) y su continuación Los Renegados Del Diablo (2005), dos films centrados en un clan familiar de asesinos llamados los Firefly. Aquí tampoco es complicado encontrar los paralelismos de este núcleo familiar ficticio con el clan Manson; liderados intelectualmente por un siniestro personaje llamado Otis (interpretado por Bill Moseley, quien recordemos estuvo a punto de interpretar a Manson en la aún inédita Manson Girls), los Firefly es una familia desestructurada con una patriarca familiar de abierta sexualidad y que en medio de la América Profunda albergarán en su domicilio todo un museo del horror mientras su número de asesinatos parece crecer exponencialmente con el paso del tiempo. Si en La Casa de los 1.000 Cadáveres Zombie presentaba sus intenciones de repescar en la actualidad el lado más tenebroso y desmedido del cine de terror de los años 70 (a su manera, puede considerase su ópera prima como una revisión modernista de La Matanza de Texas de Tobe Hooper, icono de esta corriente fílmica), en lo que respecta a los Firefly cabe mencionar que se les suministra un ideario perfectamente encuadrado en el horror satanista-sectario, con un decadente y tenebroso dibujo de esa América interior tan enlazada siempre con la crónica negra del país. En su constante intento por dramatizar en pantalla un imaginario del terror enlazado directamente con la recreación de esa historia oscura del país, Zombie expone a los Firefly exorbitando toda ese ideario sectario-satanista que se tenía sobre La Familia Manson, dotando también de una narración demente y lisérgica que amplia aún más su visión modernista del cine de terror. Sin embargo, en su continuación Los Renegados del Diablo, el director propone un twist genérico que hace olvidar el sector más oscuro del terror y optar por un dibujo árido de la violencia más escalofriante, recreando de nuevo esa (contra)cultura americana de la década de los 70 en una óptica mucho más luminosa y realista. Nuevamente, los Firefly serán los protagonistas aunque aquí en un retrato mucho más ligado al cine norteamericano de género del decenio en el que está ambientada la acción, como un sentido homenaje a las desoladoras y fascinantes aristas del cine de (sub)géneros, pero acercando su universo más a la acción y en el que los guiños a Manson son más claros. No solo la escena que abre la película, con un asalto policial a la casa de los Firefly, parece una premeditada recreación fiderejects2digna de la entrada tumultuosa de las fuerzas del orden a uno de los ranchos ocupados por La Familia en la detención de todo el clan, sino que el tono que Zombie imprime a su segunda película se entiende como un complaciente dibujo de la decadente orografía y escenografía de la América que vivió de primera mano los crímenes de Manson. Además, el director se permite un generoso guiño que no parece casual: Steve Railsback, quien interpretó a Manson en la primera adaptación del libro Helter Skelter, y cuyo retrato del criminal es quizá el más representativo de todos los que se hicieron en el séptimo arte, tiene un cameo en la película.

Para finalizar, unas pequeñas anotaciones sobre el medio televisivo. Primeramente, y sin dejar de lado a Rob Zombie, en febrero de 2014 saltó la noticia de la inminente preparación de una tv-serie auspiciada en conjunto por el director de La Casa de los 1.000 Cadáveres y el escritor Bret Easton Ellis (Menos que cero, American Psycho…), centrada en cada uno de los criminales de La Familia con un epicentro argumental referente a los crímenes de Sharon Tate y sus acompañantes en aquella fatídica noche de agosto. Supuestamente, porque el proyecto está en el limbo en el preciso momento de escribir estas líneas, Zombie se encargaría de la dirección y Ellis del amplio grueso del guión, aunque nada más se ha sabido entonces de ello. Pero es en el cada vez más expandido formato de la serie para televisión donde encontramos la más reciente recreación del universo Manson en la ficción. En el año 2015 se estrenaba Aquarius, que durante 2 temporadas y con el protagonismo de David Duchovny, plantea una historia ficticia sobre el universo de La Familia iniciándose con la trama de un detective que investiga el caso de una joven desaparecida sumergiéndose de lleno en el panorama hippie de la sociedad norteamericana, descubriendo su reverso más escalofriante bajo la figura de Manson (interpretado el joven Gethin Anthony) y sus acólitos. Aunque limitada por el formato visual y estilísitco de la televisión, que le impide ahondar en los recovecos más incómodos y escalofriantes de lo acontecido en aquellos días, a Aquarius hay que reconocerle su esfuerzo constante por recrear con cierta sordidez aquella América contracultural y de agitación social, basándose en el peculiar ritmo del formato y dejándose embaucar por las características del policíaco.

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Aquarius (íd, 2015-2016)

Dejando ya las ficciones a un lado, y para concluir esta monografía, es indispensable discernir sobre el hecho de que pronunciar el nombre de Charles Manson produce escalofríos por todo el mundo. Con una personalidad forjada en la prisión, sus crímenes, además de escribir con sangre uno de los capítulos recientes más incómodos para sociedad estadounidense, parecían glorificar el débil estado de un país que en esos momentos se encontraba perdido en agitaciones, revueltas, y en una tumultuosa época de cambio. Quizá esto, además de sus hábitos instigadores de corte intelectual, sea lo que le diferencia en cuanto prestigio del grupo de asesinos en serie con los que suele compartir esos siniestros ránkings del crimen. A Manson se le ha otorgado una fama de estrella del rock que le hace despertar tantas admiraciones como repudios a partes iguales. Y esto, no hace más que acrecentar una figura que ya está convertida en leyenda; negra leyenda, pero auténtico mito (contra)cultural para toda una potencia, motivo que con toda seguridad le hará creer a nuestro protagonista, dentro de su alienado pensamiento, que su vida ha merecido totalmente la pena.

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Saludos desde el Gabinete, camaradas.

 

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