Tras unos días en los que avanzábamos el inminente estreno del remake de Cabin Fever, esta polémica revisión sobre el film de Eli Roth por fin ha llegado a las pantallas. Mucho se ha hablado de la incomprensión ante la existencia de una nueva versión que pretende revisitar la fórmula de una película cuyo contexto, venido de la devoción al cine de terror transgresor de los 70 por parte de un pasional director como Roth, funciona a día de hoy. Cabin Fever planteó en aquel 2002 una premisa basada en varios puntos de partida clásicos del género: la cabaña solitaria en medio del bosque como epicentro del terror, las muertes consecutivas de una serie de jóvenes urbanitas en un inhóspito terreno rural, y un terror que apoyándose en una serie de grotescas escenas de impacto (amparadas en una enfermedad que arranca literalmente la piel de quien la padece) proponía una ambientación fétida y demente en un frondoso bosque que se infecta paulatinamente de una mórbida atmósfera enrarecida. Sigue leyendo