Mucho se ha escrito sobre las piezas que Mario Bava concibió en la década de los 60 y que hoy son consideradas como primeras obras culmen del giallo o, de manera aún más reflexiva, como las películas germen de lo que luego acontecería con la explosión originada con los primeros films de Dario Argento. Aunque es insondable la importancia para el subgénero de películas como La muchacha que sabía demasiado (1963) o Seis mujeres para el asesino (1964) (como algo que ya se ha tratado por estos lares virtuales), existe un nutrido grupo de películas que en la década de los 60 conformaban parámetros que luego se estandarizarían como clichés en los futuros gialli, sin ser consideradas estrictamente piezas de la corriente. Como muestra a este conjunto puede responder este A… come assassino (cuyo título se podría traducir literalmente como «A de Asesino»), que no debería ser estimada rigurosamente como un giallo (algo que el que esto escribe quiere dejar claro) pero que, encontrando en ella naturalidades que la conectan directamente con el subgénero, merece su relevancia en este Dossier. Sigue leyendo
Dossier Giallo
Dossier Giallo: «Dos menos uno, tres» (Giulio Questi, 1968)
Con su peculiar titulo original La morte ha fatto l´uovo (traducido literalmente sería como «La muerte ha puesto un huevo», que aunque suene estrambótico tendrá relación con el telón de fondo de la historia), Giulio Questi plantea una de esas películas de finales de los 60 que se sitúa entre la fina línea donde el cine de suspense italiano toquetea con algunas de las bases del Giallo que, en aquellos momentos, Mario Bava comenzaba a gestar aunque sin llegar aún la explosión comercial a raíz de la inminente El pájaro de las plumas de cristal (1970) de Dario Argento con el inicio de la década de los 70. Se pueden definir justo en ese momento de impasse de la cercana eclosión de los gialli una variante del suspense psicológico imperada principalmente por Umberto Lenzi, con films como Orgasmo (1969) o Así de dulce, así de maravillosa (1969), que hoy en día serán considerados como parte de la producción «giallesca» aunque los derroteros que sigan sus historias compartan de manera tenue algunos de los estamentos que hoy consideramos como patrones básicos del subgénero. Sigue leyendo
Dossier Giallo: «Joven de buena familia sospechosa de asesinato» (Alfonso Brescia, 1972)
Aunque siempre situado un escalón por debajo que muchos de sus otros coetáneos, con Alfonso Brescia nos encontramos ante uno de los directores más prolíficos del cine de consumo popular italiano, para el que realizó multitud de películas en todo tipo de géneros como el peplum, Spaghetti Western, las aventuras o la ciencia ficción; El magnífico gladiador (1964), Killer calibro 32 (1967), Las amazonas contra los superman (1975) o La batalla de las estrellas (1977) son solo una pequeña muestra de una productiva filmografía, en la que aportaría al giallo esta Joven de buena familia sospechosa de asesinato. Tras una inexplicable secuencia inicial en blanco y negro a modo de drama bélico, a la que posteriormente, en la conclusión, encontraremos explicación, la película relata como un hombre adinerado aparece muerto en pleno parque de atracciones de Madrid, apodado para la ocasión como «Luna Park». Sigue leyendo
Dossier Giallo: «Seis mujeres para el asesino» (Mario Bava, 1964)
Si ya vimos previamente como La muchacha que sabía demasiado (1963) adelantaba a principios de los 60 algunos de los códigos temáticos de lo que posteriormente conoceríamos por giallo, justo un año después, el propio Mario Bava cimentaría de manera más solida muchos de las características clave de este apasionante subgénero, que quedarían postergados como enclaves habituales tanto de la narración como del estilo visual del también llamado thriller italiano de los 70. Filmada ya en color, su puesta en escena se engrandece gracias a la variedad cromática utilizada por el director, quien se aprovecha de sus conocimientos y habilidades visuales (recordemos que Bava, antes de su labor como realizador, ejerció como uno de los más reputados directores de fotografía de la cinematografía italiana) para ofrecer auténticas postales de lo macabro ante una de las principales señas de identidad de la película tanto en su concepto como posterior semilla para los gialli: la perturbadora, estudiada y meticulosa concepción de los asesinatos, con una minuciosidad en su puesta en escena impropia para la época, que dejaba en evidencia el talento innato de Mario Bava para el dibujo del terror. Sigue leyendo