15 días de Halloween #2: «Muerte a 33 R.P.M.» (Charles Martin Smith, 1986)

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Los siempre presentes efluvios de misterio del heavy metal conectados directamente con el celuloide en una película de terror. Esto es lo que propone la semi-desconocida Muerte a 33 R.P.M, una extravagante cinta que se anexa estéticamente a la cultura del metal de los años 80, con continuos guiños a esta escena (contra)cultural, aquí bajo un target bastante específico hacia los adolescentes de la época. Eddie Weinbauer (Marc Price) es un joven apasionado del heavy metal auto-marginado en su instituto por sus singulares filias hacia las bandas del momento, lo que le convierte en un bicho raro para sus compañeros que le humillan constantemente a través de mofas y bromas de dudoso gusto; cuando su héroe musical Sammie Curr (el malogrado bailarín Tony Fields, en una especie de mezcla entre Alice Cooper y Blackie Lawless) fallece debido a una vida vilipendiada por los excesos, este dejara una grabación póstuma que Eddie escuchará gracias al discjockey local Nuke (interpretado por Gene Simmons, nada más y nada menos), convirtiéndose el disco (reproducido al revés, como no podía ser de otra forma) en una puerta de entrada para que el rockero fallecido desate un maquiavélico plan de sangre, destrucción y toneladas de heavy metal contra todos esos indeseables que perturban la vida de nuestro joven protagonista.  Sigue leyendo

Express Reviews: «The Final Girls», «Deathgasm», «Cuentos de Halloween», «Maggie»

The Final Girls (íd, Todd Strauss-Schulson, 2015)

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Catapultada como una de las cintas más aclamadas en la pasada edición del festival de Sitges, The Final Girls se desarrolla bajo unas claras querencias reivindicadoras hacia uno de los (sub)géneros más adorados y explotados del fantástico como es el slasher. Strauss-Schulson pretende un homenaje, exageradamente auto-confeso aunque a la vez honesto en sus propósitos, en un juego metalingüístico en el que sus protagonistas acabarán siendo los principales partícipes de una ficción que aclimata en una pretendida y confesa exageración las constantes del mencionado (sub)género; esta maniobra retrotrae al espectador al instante a artificios creativos mucho más interesantes como Demons de Lamberto Bava o Angustia de Bigas Luna, aunque aquí la pirueta narrativa se acaba ahogando en las cansinas y gratuitas ganas de provocar el chiste, olvidándose de procrear un homenaje consecuente con el propio slasher y que acabará, de manera lamentable, en un batiburrillo de gags insulsos y olvidables. El rescate de los más manidos tópicos del slasher serán fruto de un conjunto de secuencias que explotan las bromas sin el cinismo y la mordacidad necesarios, cayendo en un tono cómico excesivamente superior a su empaque fantastique.

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