La noche de los demonios es uno de esos clásicos siempre presentes cuando se citan los iconos del terror de los años 80. Y mas que por su supuesta calidad y compromiso respecto a su propio género, cabría analizar como la obra de Kevin Tenney logra sobrepasar las barreras del culto no por sus supuestos toques de calidad, sino más bien debido a una visión del género que hace la película se anexa a la manera en la que el cine de terror de la época obtenía una rápida y agradecida respuesta del público. Las posesiones demoníacas son llevadas aquí en una visión «cartoonesca», sumiendo al terror en grandes dosis de hilaridad escénica, práctica habitual en otras cintas contemporáneas dejándose imbuir aquí además por un retrato del como el norteamericano medio entiende la estética y espíritu de la festividad de Halloween. Su historia, tan tópica que pide a gritos una reversión mordaz por parte de sus creadores: un grupo de adolescentes organizan una fiesta para celebrar la llamada noche de las brujas en una funeraria abandonada, esa que el folclore local define como una puerta a mundos diabólicos desconocidos… Sigue leyendo