El protagonismo de la mujer en el bolsilibro habitualmente se presentaba de manera exclusiva en el género romántico. Era bastante frecuente que el rol femenino, al igual que en el cine de aquellas décadas, ejecutase de ejemplar acompañante del héroe puramente masculino, dejando que el hombre fuese aquel que llevase todo el peso de las historias con la mujer en un segundo plano. Pero, curiosamente, una saga de novelas con un claro índice de masculinidad en su protagonismo cambiaría en cierta medida esta coyuntura del heroísmo femenino en la literatura, ocasionado en su posterior explotación cinematográfica. Nos referimos, claro está, a la saga de relatos de James Bond, proveniente de un ex periodista y asistente del servicio secreto británico llamado Ian Fleming. El también escritor creó uno de los personajes más icónicos de la cultura popular, que hizo que ya de por sí una vertiente genérica con mucho interés como el espionaje alcanzase unas cotas de popularidad tremendas, con un impacto que se expandiría a otros medios como el cine o, siendo este caso el que más nos interesa aquí, la literatura pulp. Bond es un superespía secreto que trabaja para la corona británica, con «licencia para matar» y bajo el que Fleming ofrecía una serie de aventuras que dieron de sí una saga cinematográfica que elevaría al cubo la fama del personaje hasta nuestros días. El inicio de la saga de películas en los años 60, además de lanzar al estrellato a un joven Sean Connery, hizo que el espionaje fuese una de las variantes genéricas más recurridas, dando de sí unos cuantos émulos del propio Bond que explotaban la masculinidad imperante del personaje al mismo tiempo que comenzaban a proliferar réplicas femeninas como la icónica Modesty Blaise (creada por Peter O´Donnell y Jim Holdaway en 1963) o la protagonista de esta reseña: Brigitte Montfort. Estas copias de Bond presentaban, con algunas variantes, muchas de las características intrínsecas al personaje de Fleming: amplias sagas de aventuras donde el personaje sufriría las tretas de iconográficos villanos, visitas a lugares exóticos, un universo propio en el que se presentan con regularidad fieles compañeros y villanos… acompañado todo ello de de un status cuasi super-héroico para el personaje principal, que lo hacía temible para sus antagonistas y que le permitirá (casi) siempre escapar de las garras de las organizaciones criminales más peligrosas del planeta.
Centrémonos ya en Brigitte Montfort. El personaje sale de una de las más amplias producciones literarias de nuestro país, la del barcelonés Lou Carrigan (el pseudónimo bajo el que se esconde Antonio Vera Ramírez), auténtico emblema de la novela popular en nuestro país atesorando un impresionante número de novelas publicadas (más de 1.100, según el propio Carrigan) con re-ediciones que llegan hasta nuestros días. Aunque el autor abordó diversos géneros, sería el espionaje su predilecto y bajo el que desarrollaría una enorme saga de relatos protagonizados por una super-espía llamada Brigitte Monfort, alias «Baby«. El origen del personaje es bastante curioso, y es relatado por el propio Carrigan en su página web: «Comencé a escribir las aventuras de Baby para Editora Monterrey, de Rio de Janeiro, en 1965, y dejé de hacerlo en 1992, a sugerencia mía, si bien después de atender la petición del editor de que la colección llegase hasta el número 500 para redondearla y cerrarla, como así se hizo. La serie ha estado publicándose en Brasil durante casi 30 años de modo continuado y con diversos formatos en la exclusiva colección ZZ7, que ha obtenido en ese país un éxito sin precedentes. Todavía hoy recibo mails de admiradores de Lou Carrigan y “fans” incondicionales de Brigitte. Hoy día podemos considerar que Baby es un personaje clásico dentro de la literatura popular de aventuras, como lo es El Coyote en novelas o el Capitán Trueno en cómics, y sólo falta que un editor se decida a lanzar la serie completa y bien organizada para afianzarla en ese sentido.» (http://www.loucarrigan.com/?page_id=9)
Brigitte Montfort es una periodista especializada en política con un gran prestigio en el medio, lo que le llevaría a cosechar el celebérrimo Premio Pulitzer. Vive en un acomodado apartamento en la Quinta Avenida con vistas al Central Park de Nueva York; una vida cómoda, feliz, con un gran éxito profesional que incluso la lleva a codearse con la alta alcurnia neoyorquina, pero que tiene que compartir con la otra vertiente de su existencia. Y es que, Brigitte es una mujer con una doble vida: a su faceta profesional hay que añadirle su otra ocupación, la de espía secreta para la C.I.A. Bajo el nombre en clave de «Baby«, la agente N.Y. 7117 es una experta en artes marciales y el manejo de todo tipo de armas, vehículos e idiomas, con una gran fama en el espionaje a nivel mundial que la ha llevado a recorrer medio mundo a la hora de impartir estopa contra todo aquello que pueda atentar contra la humanidad. Aunque probablemente no tan exquisita en maneras como la previamente mencionada Modesty Blaise, Baby ha sido el más importante personaje que ha marcado la carrera de Lou Carrigan, a la que ha llevado a través de su pluma por todo tipo de aventuras y desventuras, con un leitmotiv claro: desarrollar el llamado spy como género literario, recorriendo todas sus características claves. Aunque siempre a la sombra y el rebufo de las superproducciones cinematográficas del más famoso espía literario, James Bond, el espionaje ha gozado siempre y dentro del pulp de un oficio y auto-fidelidad bastante loable, y la obra de Lou Carrigan en la vertiente (recordemos que el autor español también abordó multitud de géneros) es realmente encomiable. Algunos de los títulos mas emblemáticos protagonizados por la heroína Brigitte son Voodoo, Un Espía en el Cerebro, En Venecia se Muere Dulcemente o El Gran Cementerio, una pequeña muestra del gran número de historias protagonizadas por el personaje que conforman una cifra que bajo empeño del propio Carrigan podría incluso entrar en el famoso libro Guinness de los récords. El spy como género ofrece el inocente entretenimiento de la aventura, el heroísmo desmedido y la incertidumbre de los personajes (el engaño, la estafa o la falsa identidad están a la orden), con un elemento de contexto muy interesante: el enclave histórico que, en el caso de Carrigan, ha permitido que Brigitte tuviese sus aventuras dramatizadas en hechos significativos de nuestra moderna historia.
El Gabinete aborda hoy el que quizá sea uno de los menos significativos capítulos de la historia de Brigitte, Organización América, pero que sirve sobradamente para un primer acercamiento al personaje que permita descubrir sus particularidades. Ya en las primeras páginas, Carrigan utiliza una erótica descripción de la heroína justo cuando relate a sus compañeros una supuesta anécdota personal, en esas situaciones típicas en las que Baby tendría que echar mano de su físico para salir del paso. Será una de las pocas veces en las que el autor recurra a ciertas tópicos para impulsar la potencia de su personaje, ya que ciertamente el desarrollo que se hace de Baby poco tiene que ver con los femeninos retratos de otras historietas clásicas en el género. Aquí, la espía se verá inmersa en una trama en la que Nataniel (otro agente y antiguo conocido suyo) le encomiende una misión dentro del paradisíaco paisaje de una isla caribeña en la que una estructura criminal llamada Organización América plantea hacerse con un cargamento de armas bajo un tráfico ilegal de oro que también entra en juego. Las claras intenciones de la organización comprenden la utilización del armamento con el fin de establecer una potentísima base en una de esas islas, que les permita tener el control del crimen. Eso si, ante todo, Brigitte Montfort no lo impide primero.
Como decimos, Organización América es una historia que ejerce un oficio diligente y formal a la hora de recorrer las más clasicistas particularidades del género spy, con una trama argumental lineal y ajena a las estridencias, pero donde veremos muchas de las características clave de su género: las falsas identidades, los engaños, las traiciones… un retrato de ficción con cierta oscuridad, donde nada es lo que parece y que, aplicando esto a toda ficción de su especie, no deja de ser una estampa de algunas de los más negros matices de la personalidad del ser humano. Además, encontraremos también otra tónica habitual del espionaje como las encubiertas relaciones, huidas de las noticias de primer nivel, entre agencias y gobiernos. La historia de Organización América trata sobre las recónditas contiendas entre las repúblicas bananeras de Centroamérica, donde además se recurre al cariz de exotismo del spy bajo el que las aventuras son llevadas a lugares poco familiares para la ficción. El acierto de Carrigan, y esto es claramente extensible a las otras aventuras de Baby, es la sabia utilización de estos tópicos, aprovechándose en muchos de ellos para enriquecer una narración de limitada longitud pero intensa en acontecimientos.
En la novela se percibe además una gran auto-fidelidad y devoción del autor hacia su personaje. El carácter, psicología y personalidad de Baby están presentes de manera portentosa en la narración, que funciona totalmente al servicio de su protagonista. Su carácter metódico, así como su ética e inteligencia para su oficio son ensambladas con precisión con otros rasgos personales puramente femeninos, que la hacen una mujer encantadora y exquisita en sus relaciones a la vez que ejerce una letalidad implacable en sus propósitos profesionales, donde no le temblará el pulso cuando tenga que volarle la cabeza a los secuaces de turno. Todo ello podemos comprenderlo en Organización América, historia que como es de esperar se ejecuta con muchas de las ligeras naturalidades de la literatura de kiosko (narración ágil, rápida y sin florituras en sus desarrollos) y donde podremos toparnos con algunos de los personajes más icónicos del universo que Lou Carrigan reservó para Baby, probablemente el personaje femenino más popular de la más reciente literatura nacional española. Entre ellos, el Agente Uno, partenaire oficial y romance más conocido de nuestra espía favorita, quien aquí tendrá una aparición especial con el cierre del episodio.
Baby es uno de esos personajes con índoles de «anti héroe», tan adorados por estos lares, y que seguiremos visitando en posteriores entradas dedicadas a la literatura pulp. Como gran icono del bolsilibro, las aventuras es Brigitte Monfort serán bastante recurrentes en esta sección. Permanezcan pues, en sintonía, pero antes deben saber que la editorial Dlorean Ediciones (compañía que está demostrando especial ahínco en recuperar el espíritu la literatura pulp de antaño) pretende editar en este 2015 todas las aventuras de Brigitte Montfort, bajo una colección que se llamará «Baby, espía mortal». Una gran noticia, y que esperemos que recupere al personaje a las altas cotas de popularidad que bien se merece.
Observaciones:: Editorial Bruguera. Colección «Archivo Secreto» nº 188. Edición mayo, 1977.
Muy buen articulo. Solo una puntualización. Finalmente la colección se llamará «Baby, espia mortal»
Muchas gracias.
Francisco Dominguez.
Director Editorial
Dlorean Ediciones.
Correcto, ya está editado el artículo. El primer nombre que me figuraba de la próxima colección lo vi reflejado en algún site que se hacía eco de la noticia.
Muchas gracias por el entusiasta comentario, la puntualización, y por llevar a cabo esta labor de revitalización del personaje a raíz de esas reediciones.
Un abrazo.
Gracias, una adorable e inolvidable personaje de lectura, Baby
Me interes adquirir estas nuevas ediciones. Me podrian informar, en su momento, como le hago para comprarlas? Vivo en México
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