Rubén es el jefe de la estación de un pequeño pueblo del norte de España. Su cotidianidad se ve interrumpida cuando en una serie de jornadas nocturnas presencia la llegada de un tren nocturno que es acompañado de extraños ruidos y sonidos que parecen venir de ultratumba. Sorprendido, inicia una serie de investigaciones en la pequeña localidad junto con un sacerdote, quien hace caso omiso a sus cavilaciones. Rubén llega a la conclusión de que el convoy fantasmagórico sólo aparece cuando fallece un habitante del pueblo, algo habitual dada la elevada media de edad de la región.
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