Su ópera prima se convirtió en todo un fenómeno de masas entre los jóvenes oriundos de Filipinas. Un inesperado éxito para el director Hèctor Hernández Vicens, que vio como su primer largometraje se erigía como un imparable contenido viral entre varios millones de espectadores que, a pesar de ver la película de forma ilegal, hacían sin pretenderlo que El cadáver de Anna Fritz se alzase como una película de absoluto culto. Este intenso y escabroso thriller sondeaba como telón de fondo un tema tan peliagudo como la necrofilia, premisa que encandilaba a todos aquellos que pudieron disfrutarla por el circuito de festivales donde la película era exhibida. El cadáver de Anna Fritz llevó a su director a la primera plana del cine de género, siendo escogido para dirigir el inminente remake de un absoluto clásico del terror como El Día de los Muertos, pieza indispensable del cine zombie realizado en 1985 por George A. Romero. Hoy el director mallorquín se pasa por el Gabinete, lo cual es un auténtico placer para el que esto escribe. Sigue leyendo