Secuela directa de Vacaciones de Terror (1988), film de René Cardona III que supone una de esas curiosas aportaciones mexicanas al fantástico durante los 80, una de las cuales visitó el especial el año pasado bajo el título de Cementerio del Terror (1985). En esta ocasión se seguirán las andanzas de uno de los personajes de aquella primera parte, el experto en ocultismo Julio, donde una familia vivía cómo sus vacaciones eran perturbadas por brujería y siniestros sucesos paranormales. Ahora no hay esos ansiados días de descanso pero sí una fiesta ambientada en plena noche de Halloween, la que un productor cinematográfico de películas de terror le prepara a su hija en un evento plagado de inocentes guiños al horror y que, siguiendo la estela de la primera película, acabará con la aparición de un espíritu ancestral que atemorizará a todos los presentes.

Protagonizada, al igual que su film precedente, por el actor y cantante mexicano Pedro Fernández, en compañía de la estrella pop azteca Tatiana (que, en plena fiesta interpretará uno de sus éxitos, no se pierdan el vídeo añadido al final de esta reseña, ojo al temazo), Vacaciones de Terror 2 supone una muy desconocida y peculiar cinta que sigue en cierta medida la ingenuidad y sacrificio hacia el género del cine de explotación de aquel momento, en ese habitual tono de aportar seriedad a una película cuyas bases y medios se revestirán de un confeso espíritu camp que harán de ella un producto desternillante para la mayor parte del público, con un antagonista malvado que, personalizado en un bruja de fisonomía exageradamente «grandguignolesca», impedirá que la cinta sea tomada en serio en ningún momento. Aún así, la película es una curiosidad por la siempre incesante querencia del fantástico mexicano del momento de mezclar la seriedad con una rotundidad totalmente inocente en las secuencias de impacto, aquí bajo la temática sobrenatural y la tan divertida concepción del entretenimiento del status del cinemabis del momento, que enmascararán sus escasos medios con un compromiso muy inocente  hacia el horror.

Dirigida por uno de esos nombres que intentaron durante la década de los 80 el rescatar y  fomentar el entonces decadente cine de explotación de su país de origen, Pedro Galindo III, la película es un pequeño clásico que a pesar de no ser tan recordada como su primera entrega (procedente de toda una saga cinematográfica bajo la firma del pequeño de los Cardona), tenía como reclamo para el gran público dos estrellas mexicanas de la canción pop como los ya citados Pedro Fernández y Tatiana, además del veterano intérprete Joaquín Cordero como el magnate cinematográfico que organiza la fiesta que tornará en pesadilla. Precisamente bajo esta diatriba, que además nos regala una localización tan rica en estética como los estudios cinematográficos propiedad del personaje, se desarrolla su ambientación en Halloween, con gran enfoque por resaltar una reincidencia infantil (exigencias del guión, todo hay que decirlo) en su iconografía.  

Saludos desde el Gabinete, camaradas.