Nueva entrega en este episodio de la filmografía de Andy Sidaris donde las agentes Donna Hamilton y Nicole Justin forman la pareja protagonista que ha de combatir el mal de traficantes de todo tipo liderando la organización L.E.T.H.A.L. Como una continuación directa de Do or Die, Kane, su enemigo acérrimo desde entonces, tiene a su disposición un artefacto nuclear que le permite chantajear a las altas esferas del planeta, y así abrir campo a sus planes terroristas. Cuando L.E.T.H.A.L. consigue adivinar sus intenciones, envía un comando a Arizona para desbaratar sus planes…
En un nuevo ejercicio plagado de acción alocada, set pieces con hálito hacia el espectáculo de metralla y al paseo por pantalla de voluptuosas mujeres, Hard Hunted no pasa por ser una de las obras más recordadas de Sidaris, aunque en su trama hay cierta variación que a estas alturas sorprende en los repetitivos argumentos del director. Cuando Donna y Nicole sufran el ataque de un despiadado mercenario a las órdenes de Kane, la primera acabará en manos enemigas, sufriendo una amnesia provocada al chocarse con una roca en una misión que concluye con éxito y que la ha de huir a través de un paracaídas. Provocando que Dona Speir y Roberta Vasquez pasen en pantalla menos tiempo juntas de lo que uno desearía (forman una dupla tan interesante que ya no se echa de menos a Hope Marie Carlton), se establecen una serie de momentos en los que Donna Hamilton llegue a caer incluso enamorada de uno de sus enemigos… ¿o quizá no? Tendrás que ver la película para averiguarlo… Igualmente, la trama (con McGuffin incluido) vuelve a ser una excusa para ejecutar las paulatinas escenas de acción, para las que el director vuelve a utilizar el enfoque que le ha caracterizado. Con algo menos de erotismo de lo que cabría esperar a estas alturas (¡sólo tres escenas de sexo!), se perciben esas querencias por la espectacularidad en sus secuencias de impacto, donde Hard Hunted no defraudará en absoluto.
Ahora bien, dentro del maremágnum de inexplicables coyunturas que rodean al universo de L.E.T.H.A.L., el personaje de Kane se establece ya como archienemigo de nuestras espías favoritas, pero que nadie espere la vuelta de Pat Morita; aquí Kane está interpretado por Geoffrey Moore (acreditado como R. J. Moore y sí, hijo del mismísimo 007 Roger Moore), quien se amolda a la personalidad de tebeo característica de los villanos de Sidaris y que volverá a repetir su rol en la siguiente Fit To Kill (1993). Quien sí vuelve es Al Leong, haciendo de esbirro número 1 de Kane, el mismo que con un helicóptero ultra moderno tratará de acabar con Dona y Nicole; el elenco Sidaris de las últimas películas está de vuelta: Bruce Penhall, Cynthia Brimhall (quien además canta los tres temas musicales compuestos para la película) o Rodrigo Obregón, además de la espectacular Ava Cadell (otra vez en el papel de Ava, aunque ahora es buena), la DJ-sexóloga de una estación de radio a través de la cual el comando L.E.T.H.A.L. se comunicará, y que nos permitirá como espectadores disfrutar de los atributos de la intérprete oriental. A modo de curiosidad, Moore no será el único hijo de estrella del celuloide que se presentará en Hard Hunted: Tony Peck, hijo de Gregory, se paseará tanto por esta como por Fit to Kill, dos películas unidas de manera muy estrecha, como deja entrever el desenlace «abierto» del título que nos ocupa. Acción desenfrenada, cuerpos bonitos, alivios cómicos cada vez más evidentes y unos bellos paisajes que dan un halo especial en su condición de actioner, demuestran la constante auto-fidelidad de Andy Sidaris. Por cierto, la subtrama de Donna amnésica tiene un desenlace que otorga a Dona Speir el que probablemente sea el mejor one-liner de toda su carrera, y por extensión de la filmografía de Sidaris.
Rodada tanto en Hawai, Louisiana, Las Vegas y Arizona, destacan especialmente las rodadas en las zonas áridas de esta última región, que dan un aspecto arenoso y luminoso que distan bastante de las típicas localizaciones paradisíacas del resto de la serie. Hasta donde sabe el que esto escribe, con Hard Hunted comienza el periplo en el que el cine de Andy Sidaris ya no tiene ni siquiera estrenos limitados en salas comerciales, sino que ya pasan directamente el mercado del videoclub. Algo que, en realidad, no daña para nada la capacidad de alcance de esta obra, ya que sus precedentes alcanzaron su mayor campo de conexión con el público a través de las estanterías y sus irresistibles portadas.
Saludos desde el Gabinete, camaradas.