Capitán América (Albert Pyun, 1990)

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(Colaboración de Miguel Ángel Muñiz)

Hay películas que ya están malditas incluso antes de que se filme un solo plano. El caso de Capitán América entraría por derecho propio en esta categoría. No es desde luego el caso más famoso de película “mutilada” en todas sus fases, pero sí una de las que pueden resultar más interesantes, habida cuenta del lugar que Marvel ocupa hoy día dentro de la industria de Hollywood. No se puede olvidar que en el año 1989, cuando se realizó esta obra del menospreciado Albert Pyun, tan solo DC había logrado cosechar gran éxito en el cine con las dos primeras entregas de la saga de Superman iniciada en 1978 por Richard Donner. Los mandamases de Warner Bros, propietaria de DC Comics, aún estaban contando los dólares que llevaba recaudados el Batman (1989) de Tim Burton y, por otra parte, el anterior intento de llevar a la gran pantalla a un personaje original de Marvel, Howard el pato, en 1986, se había saldado con un estrepitoso fracaso; este caso fue aun más sangrante teniendo en cuenta de que se trataba de una gran producción bajo el sello de George Lucas. Sigue leyendo

Dossier Slasher: Introduciendo un género. Máscaras, cuchillos y gritos en la oscuridad… (1)

slasher

Si dentro de las abultadas variantes del cine de terror existe una corriente que se haya mantenido con el paso del tiempo, aún teniendo en cuenta diversas decadencias y renovaciones, es el slasher. Con él se cumplen muchos de los patrones que establecen y dan forma a los subgéneros del cine fantástico, como bien pudieran ser unas influencias previas formales, una serie de obras prototípicas que darían pie a unos patrones que luego desarrollarían unos cineastas dando pie a sus tótems, además de la consecución de un movimiento anclado a una época determinada, que provocaría una futura explotación comercial y decaimiento. Aunque entraremos luego en ello, el slasher ha sufrido varios ocasos que no impedirían que fuese eternamente recurrido en los cánones de la serie B, destacando eso sí una explosión comercial que tendría en los años 80 su auténtico culmen. Sigue leyendo