Publicada originalmente en Cine Maldito
Rejas Ardientes es una película, ante todo, honesta. Su compromiso como deslenguada y admirable explotación da todo aquello que en su subgénero gozaría de absoluta amnistía, dentro de esos elementos que se erigirían gratuitos en una corriente mucho más convencional, pero que aquí, como amalgama tardía de las llamadas women in prison films, parece de inevitable exposición: reclusas femeninas con aires varoniles, violencia dura y directa, desnudez de dudosa justificación o la brutal ejecución de la opresión y la sumisión, entre otras diatribas argumentales que construyeron un subgénero y sus variantes, carne de cañón para los cines de barrio de los años 70 y que aquí llega bajo la dirección de Paul Nicholas (con una modesta y corta filmografía que nació y se estancó en esa década) en plena ebullición del encantador paisaje de los videoclubs.