En la primera parte de este artículo introductorio al Slasher nos habíamos quedado justo en el momento en el que se puede catalogar el estallido comercial de este apasionante subgénero: el estreno en 1978 de La Noche de Halloween, el modesto film de John Carpenter que expondría y ampliaría enormemente las más representativas claves del mismo. Partiendo de una clara influencia como fue el esquema argumental de Navidades Negras de Bob Clark, Carpenter potencia hasta el extremo la utilización de una trama sencilla (un pequeño vecindario que sufrirá los crímenes de un villano) pero que gracias a una serie de conjunciones puramente fílmicas se convertiría en todo un clásico del terror. Asentando los que se considerarían muchos de los patrones básicos del Slasher, que ya venían dándose con anterioridad pero que el cineasta aquí los estandariza (víctimas adolescentes, localización aislada, villano enmascarado…), sumándole una elegante articulación narrativa (ya presentado con el plano secuencia de inicio y su maravilloso uso del formato panorámico), impropia de estas temáticas, y con un reparto que incluía a una vieja estrella de Hollywood como Donald Pleasence y la presentación al mundo de Jamie Lee Curtis, quien sobre ella recae la responsabilidad de establecer las coyunturas de lo que a partir de aquí se empezó a llamar como final girl. Sigue leyendo
Wes Craven
Double Feature: «No moriré sola» + «Savaged»
El rape and revenge es uno de los subgéneros más populares del cine de explotación de la década de los 70. Instaurado de manera espontánea por Wes Craven en 1972 con su maravillosa La última casa la izquierda, la propuesta de cruentas violaciones escarmentadas con aún más salvajes venganzas generó toda una retahíla de respuestas como el Thriller – en grym film (1973) del sueco Bo Arne Vibenius o La violencia del sexo (1978, más conocida por su original I Spit On Your Grave) del norteamericano Meir Zarchi, a modo de ejemplo de una retahíla de películas que alimentaron una de las corrientes más subversivas de ese terror visceral nacido en el transgresor decenio de los 70. Aunque su premisa argumental haya sido requerida en varios géneros, las rape and revenge parecen vivir desde hace unos años una nueva era que a modo de revival intenta imprimir y re-actualizar aquel sello de horror realista, con carga pseudo-social, pretendiendo instaurar una crueldad en pantalla que se enlaza directamente con los más salvajes instintos del ser humano. Por ello, en la Doble Feature de hoy me congratula presentar No moriré sola, co-producción hispano-argentina dirigida por uno de los jóvenes promulgadores del nuevo cine de terror underground, Adrián García Bogliano, y Savaged, donde el realizador de documentales Michael S. Ojeda imbuye de elementos sobrenaturales al subgénero, algo muy poco habitual en el mismo.
Dossier Nasty: «No miréis en el sótano» (S. F. Brownrigg, 1973)
Con esta película nos encontramos con uno de esos casos en los que su recuerdo entre el aficionado sigue aún vigente principalmente por pertenecer a la lista de las «Video Nasties«, aunque tenga ciertos valores para considerarla una película de género bastante interesante dentro de su estampa de film vesánico. No miréis en el sótano es hija directa de esos vigorosos años en los que el cine de terror de bajísimo presupuesto estadounidense se nutría de visceralidad, donde una oleada de jóvenes directores afrontaban una mirada al terror de manera mucho más enérgica y vital hacia los nuevos cánones. Si se incluye directamente esta película en esa oleada es debido principalmente a sus precarios medios, capitaneado por un ínfimo presupuesto de 100.000 dólares, pero que sin embargo parecía emular un tipo de terror trastornado bajo las precarias formas de la Serie B de la época. Si hay una película que resume a la perfección esa torbellino de frescura es La Matanza de Texas, estrenada en 1974 como un clásico instantáneo, con la que No miréis en el sótano comparte ciertas pretensiones y procedimientos que las hacen jugar en una liga muy similar, aunque claro está que su aportación al terror es bastante desemejante. Sigue leyendo
Dossier Nasty: «La casa sperduta nel parco» (Ruggero Deodato, 1980)
Las rape and revenge movies fueron uno de los subgéneros estrella del cine de explotación de los años 70. La corriente se iniciaría con una majestuosa muestra de crueldad como La última casa a la izquierda (1972), ópera prima de de un profesor de instituto que en aquellos momentos coqueteaba con el cine norteamericano más underground , Wes Craven. En ella se citaba una premisa que narraba la violación y vejación cometido por un grupo de delincuentes, quizá símbolo del lado más oscuro de la loca sociedad norteamericana de entonces, a dos chicas de clase media-alta que se disponen a ir a un concierto de rock. La suerte y el destino hará que los maníacos acaben buscando alojamiento en la casa de los padres de una de las jóvenes, lo que ocasionará una venganza de gigantescas proporciones. Ante el enorme éxito del film de Craven, aún siendo caldo de cultivo de los circuitos más marginales de la distribución, muchas serían las modestas películas que repetirían esa premisa de violaciones castigadas con actos de violencia aún más cruentos; La casa sperduta nel parco (evitaremos citar el título al español, todo una revelación de su giro final en sí mismo), proveniente de un director que en aquel 1980 causaba tanta fascinación como indignación con Holocausto Caníbal, sería una de las varias respuestas italianas a uno de los subgéneros más viscerales del cine de explotación. Sigue leyendo
Dossier Slasher: Introduciendo un género. Máscaras, cuchillos y gritos en la oscuridad… (1)
Si dentro de las abultadas variantes del cine de terror existe una corriente que se haya mantenido con el paso del tiempo, aún teniendo en cuenta diversas decadencias y renovaciones, es el slasher. Con él se cumplen muchos de los patrones que establecen y dan forma a los subgéneros del cine fantástico, como bien pudieran ser unas influencias previas formales, una serie de obras prototípicas que darían pie a unos patrones que luego desarrollarían unos cineastas dando pie a sus tótems, además de la consecución de un movimiento anclado a una época determinada, que provocaría una futura explotación comercial y decaimiento. Aunque entraremos luego en ello, el slasher ha sufrido varios ocasos que no impedirían que fuese eternamente recurrido en los cánones de la serie B, destacando eso sí una explosión comercial que tendría en los años 80 su auténtico culmen. Sigue leyendo
Interludios musicales: «Wait For The Rain», «Ice Cream Song», David Hess
Aún con el mundo del terror consternado por la inesperada muerte de Wes Craven, el Reverendo ve de recibo rescatar la extravagante y pintoresca banda sonora de la que por este modesto rincón virtual consideramos su mejor película: La Última Casa a la Izquierda. El peculiar David Hess, rostro habitual del cine de género norteamericano (también con sus pinitos por Europa) y el más maquiavélico villano de la película que nos ocupa (es el malvado Krug) también se encargaría de la banda sonora del film que pondría en tendencia las encantadoras rape and revenge movies. Sigue leyendo
In Memoriam: Wes Craven (1939-2015)
De él se llegó a decir que revolucionó el cine de terror hasta en tres ocasiones. Aunque pueda a sonar a la típica afirmación condescendiente sobre una muerte reciente, lo cierto es que en la filmografía de Wes Craven se encuentran bastantes piezas que de una u otra manera, han marcado. Su debut, La última casa a la izquierda, fue una tropelía que Craven fraguó junto a Sean S. Cunningham bajo los estandartes del cine underground norteamericano, siendo la primera pieza colocada para convertirse en uno de esos directores del nuevo horror, ese que en la década de los 70 presentaba unas intenciones reaccionarias hacia el terror clásico para ofrecer unas ínfulas de realismo incómodas pero verdaderamente efectivas, no aptas para todos los estómagos de una década donde se dice que todo se cambió. Sigue leyendo
House of the Witchdoctor (Devon Mikolas, 2013)
Popularmente se dice que toda película de serie b debe tener al menos alguna estrella pasada del género en decadencia artística. Esta táctica, bien requerida actualmente entre la nueva generación de cineastas del terror que traen para sus productos a aquellos actores que idolatraban cuando eran púberes espectadores, se convierte casi en el principal reclamo de este House of the Witchdoctor. Y es que, como ya adelantábamos en el Coming Soon de hace semanas sobre la película, en este film nos encontramos con nada más y nada menos que Bill Moseley, reactualizado como icono del terror gracias a Rob Zombie; Leslie Easterbrook, la voluptosa y espectacular teniente Callahan de la saga Loca Academia de Policía (también rescatada por Zombie en Los Renegados del Diablo y Halloween. El Origen; Dyanne Thorne, uno de los mayores iconos de la sexploitation gracias a la saga de Isla, la dominatrix nazi, que aquí además estará acompañada por su marido Howard Mauer (compañero de reparto habitual de la actriz, la misma que vive ahora en un retiro interpretativo cobrando por sus autógrafos en las convenciones de fans).