Con Billy Idol nos encontramos ante uno de los grandes iconos pop que niegan a desaparecer del imaginario popular. El músico, oriundo del Middlesex británico, siempre será recordado como uno de los grandes símbolos de la iconografía MTV que emergería durante la década de los 80, algo que el propio artista explotaría sin desmerecer unos inicios punk bajo una de las bandas que emergieron fuerte ante los últimos años de la explosión del género en los 70: Generation X, formación que llegaría a publicar tres LP con Chrysalis. La banda, liderada por Idol (entonces conocido por su nombre de nacimiento William Broad) estaba compuesta también por Tony James y John Towe, y cimentaría la carrera en solitario de nuestro protagonista. Esta llegaría con el LP que tendría su propio nombre, comenzando a gestar un enorme mito (contra)cultural dentro de la escena musical de la década. A Idol le caracterizaría hasta nuestros días una potente y rica colección de canciones pegadizas (cabalgando a partes iguales entre el rock, el pop y el propio punk, muy recurridas en las emisoras de radio), una anti-heroica y desmesurada pose de imagen agresiva, videoclips de potente actitud escénica que trascendería con creces en sus multitudinarios conciertos y un carisma sobre la escena que incluso le valdría para el surgimiento de más de una participación en el cine, truncadas en su mayoría por el escalofriante accidente de moto que sufriría a principios de los 90 y que casi le hace perder una pierna. Icono de gran simbolismo de un panorama musical que comenzaba a vivir la explosión de las radio-fórmulas y el videoclip, Billy Idol aún mantiene en la actualidad esa actitud excesiva e insolente de la cada vez más reivindicada década de los 80.
El Gabinete se queda hoy con uno de los hits más recordados de su discografía, Dancing With Myself, canción que Idol rescató de su etapa en Generation X : el tema estaría compuesto por Idol y el bajista Tony James, lanzado primeramente como single de 12″ en 1980 para posteriormente formar parte del último LP de la banda, Kiss Me Deadly. Idol, ya en solitario, volvería a lanzar la canción en un single con varias mezclas, con objeto de suavizar la pegada de las guitarras y acercarlo más al imperante pop que nacía con la década. Además de aparecer en el primer EP en solitario de Billy, llamado Don´t Stop (que también incluía Mony Mony, otro gran hit del artista), el éxito del tema haría que fuese incluido también en la re-edición de 1983 primer LP de Idol sustituyendo en el track número 10 a la originariamente publicada Congo Man. A continuación el Reverendo tiene el gusto de presentar el videoclip de la canción, dirigido por nada más y nada menos que por un buen amigo de este humilde rincón virtual: ¡Tobe Hooper!.
Saludos desde el Gabinete, camaradas.