Justo cuando estaba a punto de cumplir 86 años fallecía uno de los grandes directores de género del cine italiano. Alberto De Martino, nacido en Roma el 12 de Junio de 1929, fue uno de esos artesanos del cine de consumo popular europeo que al igual que una multitud de compañeros de profesión (aunque con una fama menor que los Fulci, Margheritti o Castellari) cabalgó por multitud de géneros, a colación de las modas del momento. Así, podemos citar películas de cierta popularidad en cada uno de los géneros que trabajó, como El triunfo de Hércules (Il trionfo di Ercole, 1964) en el peplum, Operación Lady Chaplin (Missione speciale Lady Chaplin, co-director Sergio Grieco, 1966) en el spy, Yo soy Trinidad, Django dispara primero (Django spara per primo, 1966) en el spaghetti western, El asesino está al teléfono (L´assassino… é al telefono, 1972) como un curioso giallo, El Anticristo (L´anticrist, 1974) bajo respuesta a la tendencia del terror de entonces o El Hombre-Puma (L´uomo puma, 1980) en las estridencias del exploit puro y duro del cine de superhéroes.
Quizá sea El Anticristo una de las cintas más recordadas de su carrera, ya que sobre ella va creciendo cierto culto con el paso de los años; se le reconocen, aún asimilando su más que evidente condición de copia bastarda de El Exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973) ciertos valores que la sitúan como una pieza clave del terror italiano. A raíz de ella, bien hallado visitante, se le enlaza a continuación con el recomendabilísimo especial que el podcast Luces en el Horizonte le dedicó al film, conducido por el siempre amigo de este humilde rincón virtual Luis Martínez Vallés:
Hasta siempre, señor De Martino.