Aunque Ralph Barby es sin duda alguna uno de los más prolíficos e incombustibles obradores de la novela pulp española, con sobrado bagaje en multitud de géneros, sería la ciencia ficción y el terror donde el autor conseguiría unas más evidentes señas de personalidad. En su contribución al Sci-Fi encontramos ubicada El Planeta Tenebroso, una historia en la que se sigue con mucho oficio todas y cada una de las características de la ciencia ficción clásica, aquí sugeridas en una sociedad futura que ya realiza viajes interestelares y con una de las señas clave que estas modernidades acarrean de manera desmedida: el miedo y respeto a los planetas desconocidos, donde cualquier tipo de seres de naturaleza de toda índole pueden habitar en él, con indefinidas intenciones hacia sus visitantes. Con esto Barby presenta una historia futura donde Marte evoluciona hasta el punto de convertirse en una estrella solar capaz de arder la Tierra, con multitud de terrícolas emprendiendo cortos viajes a otros planetas para salvar la vida. Cuando finalmente Marte se convierta en un planeta ígneo, se descubre una nave superviviente con dos desconocidos tripulantes: una mujer bellísima, Violet Give, y un experimentado anciano que se hace llamar Profesor Donianov. De entre el grupo de protagonistas, terrestres que habitan ahora en la Luna (la Tierra ha pasado a ser un planeta primitivo), se encuentra el Capitán Starman: aunque algo joven para un rango de esas características, tiene un pasado militar que lo condecora y rápidamente se convertirá en el héroe de la historia.
Starman liderará una misión que tiene como objetivo conseguir uranio y así alimentar la fuente de energía atómica, desabastecida desde la tragedia marciana. En una anterior misión se descubrirá un planeta desconocido que a todas luces parece ser una fuente casi inagotable del material necesitado, por lo que la nave Spy Of Space comenzará un viaje ante lo desconocido. Su variopinta tripulación estará compuesta por el propio Starman, miembros militares como los sargentos Servenoir y Kioto, el Mayor Smash (radical soldado que intentará invadir el planeta bajo medios hostiles de toda índole), el ya mentado profesor Donianov (que descubriremos que es el mayor experto en uranio que se conoce) y la bella damisela Violet Give, con la que se ejecutará la casi obligada historia de atracción con el héroe, Starman. Bajo este punto de partida se evolucionará El Planeta Prohibido, con una narración totalmente complaciente tanto con los tópicos de la ciencia ficción como hacia la dinámica y expedita cimentación de la novela de bolsilibro. Será en el anclaje a su género donde más se disfrutará esta obra; encontraremos emplazamientos muy habituales a este tipo de historias, con cierto mimo a sus peculiaridades, donde se toma muy en serio tanto la creación de una atmósfera como la exposición de ciertos detalles de actuación en esta sociedad futura: desde la velocidad supersónica de la nave, la hibernación en literas por parte de los tripulantes, la narración del descubrimiento del planeta justo cuando se orbite sobre él (una de las partes donde disfruto más el que esto escribe) e incluso un momento tan destacable como aquel en el que los protagonizas bautizan al desconocido mundo que exploran como Green Spirit. Todas estas serán coyunturas que no sólo se verán expuestas por el escritor con gran agrado en su compromiso hacia el género, sino que acentuarán ese espíritu pulp que, todo sea dicho, muchas películas aferradas al Sci-Fi han pretendido y pretenden rescatar.
Otras situaciones típicas, como el enfrentamiento de caracteres entre el estoico Starman y las querencias bélicas de Mayor Smash, darán paso a uno de los platos fuertes de su premisa: la aparición de los habitantes de Green Spirit, unos extraños seres que viven atemorizados por una raza hostil que puebla el planeta, bajo la apariencia de unas hormigas gigantes mortíferas. Además de exponer un constante peligro a los oriundos del lugar, estas pérfidas criaturas secuestrarán a Violet Give, la presencia femenina de la historia. Todas estas coyunturas harán de El Planeta Prohibido una historia muy disfrutable, con el talento habitual de Barby de sobre-exponer las texturas del género para ganarse la complacencia del lector y meterlo de lleno en la historia. Aunque parezcan prototípicos, planteamientos como el misterio que se cerca sobre el planeta desconocido, la psicología de algunos de los personajes o la fina línea que parece separar aquí el Sci-Fi con el horror (la parte final de la historia parece beber a partes iguales de ambos campos) se concatenan perfectamente con la constante de la obra: la recreación de una atmósfera futura que rápidamente alegrarán los instintos del devoto lector de la novela pulp, donde Ralph Barby (desconocemos si tras el pseudónimo se escondió en esta ocasión también su mujer Ángels Gimeno) supo efectuar una milimetrada ejecución del suspense. Es precisamente en esto campo donde se vanagloria gran parte del gran legado del autor. El Planeta Tenebroso es, aunque no sea recordada como una de sus más insignes obras, una modesta pero tremendamente efectiva prueba de ello.
Observaciones: Editorial Bruguera. Colección «La conquista del espacio» nº 724. Edición noviembre, 1984.