Express Reviews: «El bosque de los suicidios», «La Entidad», «The House on Pine Street», «Todavía estamos aquí»

El bosque de los suicidios (The Forest, Jason Zada, 2016)

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El cortometrajista Jason Zada debuta en el largo con The Forest, un relato de misterio que centra su ubicación principal en  un ampuloso y opresor bosque de Japón, que a los pies del Monte Fuji se ha hecho conocido por albergar en él multitud de suicidios así como una conocida conexión folclórica con demonios y tragedias de naturaleza oriental. Con esta premisa se construye la historia de Sarah, una joven estadounidense que viaja a aquel país para esclarecer la desaparición de su hermana, lo que le llevará a los frondosos parajes del bosque Aokigahara. The Forest es un modesto relato que se preocupa demasiado en su nacimiento como cuento del horror, en un claro intento de ejecutar un terror de texturas abstractas pero carentes de cohesión narrativa, algo a lamentar cuando el punto de partida es tan excitante. Es en el laberinto de indefinida disposición visual el que hace del bosque un surrealista paraje de inconexos elementos, donde el director consigue edificar una atmósfera parcialmente embriagadora, aunque no acabe por implicarse de manera loable en el espíritu de la película.

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The Forest funciona en su contexto como un impreciso ejercicio de suspense, sumergido en varias lagunas dramáticas que no conmocionarán a la trama en ningún aspecto, maquillado en mayor medida por la notable interpretación de Natalie Dormer en su doble papel. Una película que, a pesar de su atractivo envoltorio, tan solo triunfa a modo de composiciones escénicas pobremente encadenadas, y con poco brío a la hora de suministrar la excitante simbología con la que se juega. Lamentablemente mal balanceada en su estructura, el film acabará desmoronándose al mismo tiempo que pretenda una entidad que parece rota ya en su gestación, en un guión desarrollado con vicisitudes poco coordinadas, aunque dentro de su ejecución en pantalla se labre una puesta en escena que acicala en parte lo pobre de su unidad formal.

La Entidad (íd, Eduardo Schuldt, 2015)

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De Perú llega este nuevo found footage que se centra en un grupo de estudiantes que pretenden hacer un documental casero sobre los vídeos de la llamada deep web, ese contenido oculto de Internet que causa tanto morbo como interés al tener un difícil acceso. Concretamente aquí se hace referencia a un documento visual encontrado en el que unos jóvenes se aterran con uno de esos llamados vídeos de impacto, que los creadores del documental pretenden investigar. Bajo este trabajo de indagación se desarrollará esta película que viene a alimentar por otras fronteras el ya extenuante subgénero del falso documental, que aquí se convierte en una pieza demasiado transigente con las peculiaridades del mismo ofreciendo una narración que se degustará bajo los ya enormemente devaluados tópicos de otros films similares como la naturalidad escénica o el terror visto en primera persona. 

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Aunque La Entidad no llegue a impactar en ningún momento, y eso que lo pretende constantemente, hay diversos encuadres escénicos que sí logran cierta fascinación, cementerio inclusive. Lamentablemente el interés por su historia será mínimo y nada habrá en este film peruano que vaya aportar nada nuevo a un subgénero que ya muestra unos claros visos de agotamiento formal.  Se ahoga en su obviedad y una trama que mal conjugada desaprovechada un filón realmente atrayente como son los oscuros sectores de la ya mentada deep web. Se ha estrenado en su país de origen en formato 3D, quizá con la intención de dar un paso más alla en la experiencia de visualización de un film de estas (desgastadas) características. 

The House on Pine Street (íd, Aaron Keeling, Austin Keeling, 2015)

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Un matrimonio que está a punto de tener un hijo se muda a una casa de ensueño en Kansas. Como es de esperar, extrañas sensaciones y sucesos comienzan a acechar a la joven de la pareja, siendo objeto de multitud de fenómenos paranormales que sólo parece ver ella. El debut en el largometraje de los hermanos Keeling no podía ser más servicial hacia el tópico, estableciendo una esquematización del subgénero de las casas encantadas donde se repasan todos y cada uno de sus manidas singularidades, induciendo además un poso dramático de poco valor para el resultado final . Si bien hay momentos de la narración donde la película se vuelve elegante y estilosa en algunas de sus resoluciones visuales, la sensación de previsibilidad restará todo interés en la historia, sobretodo en los espectadores más expertos en el género.

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The House on Pine Street pretende infundir horror con un encaje visual anticlimático y sorprender cuando en su juego se citan todo tipo de tópicos (apariciones de imprevisto, la habitación con misterio, los vecinos y sus inquietantes presencias, la sensación de soledad de la joven en su ansiedad maternal…) y evidentes referencias a los clásicos del género, pero sin lograr personalidad ninguna. La poca imaginación en sus resoluciones, así como la ingenua trascendencia que pudieran provocar sus momentos de impacto acaban por dinamitar un film que sólo logra disparar la atención en momentos muy concretos. Su excesivo y alargado tramo final tampoco ayudan a hacer más llevadera esta enorme ensalada de clichés.

Todavía estamos aquí (We Are Still Here, Ted Geoghegan, 2015)

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Casa encantada con maldición detrás, donde un matrimonio encuentra un emplazamiento supuestamente idílico y tranquilo para continuar su existencia después de un drama pasado. Este, uno de los parámetros constantes del cine de terror es cogido aquí por el debutante Ted Geoghegan como premisa que es ejecutada con gran solvencia e interés, regenerando sus tópicas situaciones bajo una confección de agradecida visceralidad. Y es que, aunque Todavía estamos aquí no aportará absolutamente nada a su género, la manera en la que está planteada responde a una mimetización de la atmósfera de manera cuidada y entusiasta (una tenebrosa Nueva Inglaterra cubierta de nieve) en la que introduce de manera paulatina agradables toques de sordidez bajo un panorama de exquisita suciedad escénica.

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Con dos claras partes perfectamente diferenciadas (un primer acto sosegado y sereno, que chocará con una conclusión de excelsa artillería visual) Geoghegan plantea su película a modo de homenaje, heredando el grado de tosca abstracción hacia el terror de maestros del calado de John Carpenter o Lucio Fulci, con unos planteamientos que llevarán al horror al más puro delirio siempre bajo una premeditada y pasional veneración a  los efluvios más transgresores del género. El comeback como Barbara Crampton en su protagonismo, así como algunas escenas cuyo impacto se nutre de un terror tan minimalista pero efectivo dan prueba de un espíritu de clara reivindicación. Y aunque su originalidad sea nula, Todavía estamos aquí supone un divertimento de primera línea dirigido por y para los aficionados al terror de lo visceral. 

Saludos desde el Gabinete, camaradas.

2 comentarios en “Express Reviews: «El bosque de los suicidios», «La Entidad», «The House on Pine Street», «Todavía estamos aquí»

  1. «We are still here» ha supuesto una grata sorpresa. De toda esta oleada de terror revival, creo que es de las pocas concebidas con cierto mimo y con más pretensiones que las de la reivindicación seria y honesta. De «La Entidad», a no ser que seas un absoluto devoto del found footagem huiría como de la peste!

    Muchas gracias por tus aportaciones Monolito!

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