Volvemos al ambiente estudiantil y las hermandades con sus curiosas pruebas de iniciación. En esta ocasión tenemos a otro grupo de jóvenes que para entrar en tal prestigiosa organización juvenil necesitan apropiarse de una serie de objetos y pasar una noche (en Halloween, por supuesto) en una enorme mansión con historia misteriosa detrás. Uno de los ítems usurpados resulta ser un libro maldito del que los chavales se apropian, hiriendo malamente y por accidente a su dueño, un profesor de dudosa reputación cuyo espíritu irrumpirá en el caserón para desatar cruentos maleficios y cobrarse su venganza… Una sinopsis que no puede escupir más tópicos tras de sí, pero que haciendo ese pacto de ficcionalidad, esconde una película totalmente prescindible de esas que se encomendaron a nutrir de terror la segunda vida del mercado del videoclub en la eclosión del formado digital.
El Libro del Mal es un film que peca en todo aquello en lo que una película de terror no debe caer: pobre ambientación, personajes odiosos y repulsivos, escasa efectividad tanto en la atmósfera como en sus escenas de impacto… A su modo, una especie de remake inconfenso de Posesión Infernal (1981) parido con dudoso gusto y nulo compromiso hacia las naturalidades añejas del género, debido a un ambiguo mestizaje con la comedia (son innumerables los gags que contiene la película, y de los que no quedan clara su intencionalidad) que no funcionará y deja al film como una parodia estúpida sin sentido alguno para lo narrado. Sí que haciendo una lectura de contexto se pueden atisbar ciertos homenajes a algunos clásicos del género, y al más puro folclore del horror, pero lamentablemente el director no sabe implementarlos con la mínima artesanía en la puesta en escena. El grupo de actores, totalmente insufribles en su mayoría, no escatima en que el plantel femenino enseñe todo tipo de carnes, casi una conexión temática con el terror de los 80, tirando del tono totalmente gratuito. Cabe decir que las escenas supuestamente amenazantes acaban dando risa, y que los supuestos gags cómicos (insisto, de dudosa pretenciosidad) darán pavor.
Dirigida de manera totalmente artificiosa por Rolfe Kanefsky,un realizador venido del erótico de baja estofa (últimas aportaciones a la saga Emmanuelle mediante) y que perpetró alguna que otra atrocidad directa al videoclub o video on demand como Corpses (2004) o The Black Room (2017). Destacar la siempre agradecida presencia de Brad Dourif, icono de la Serie B y que aquí interpreta al maléfico profesor, siendo el único rostro prestigioso de la cinta y, de paso, principal reclamo. Del resto del reparto, actores semi-desconocidos en su mayoría, a recalcar las bellezas que aquí contonean sus esculturas figuras como Brooke Burke-Chavret (actriz de amplio recorrido televisivo), Nectar Rose (Serenity [2005]) con su ya inolvidable vestido de conejita de Playboy o Tiffany Shepis (Cuentos de Halloween [2015]). Conocida en Estados Unidos bajo los títulos de The Hazing o Dead Scared, este direct to video se ambienta en Halloween pero sin ninguna inmersión especial en su iconografía.
Saludos desde el Gabinete, camaradas.