En un tranquilo pueblo austriaco vive junto a su hijo una mujer divorciada llamada Georgia (Cinzia Monreale), propietaria del videoclub de la zona. Los kinkis del pueblo tienen especial fijación por la joven, a la que hostigan de manera habitual; el culmen del acoso se produce cuando estos jóvenes delincuentes invaden su casa e intentan violarla. El asalto es interrumpido por Ric (Donald O’Brien), un hombre solitario que está enamorado en la sombra de Georgia, pero no consigue impedir que la joven sea golpeada hasta el punto de provocarle un estado comatoso. Para los corruptos altos cargos de la pequeña región, se ve en Ric el perfecto chivo expiatorio, al estar uno de los asaltantes directamente relacionado con las altas esferas del lugar. Cuando Ric fallezca en unas circunstancias un tanto sospechosas, Georgia (quien tiene habilidades telequinéticas) establecerá un vínculo con el fallecido para efectuar una venganza de ultratumba.
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«Metamorphosis» a.k.a. «Re-animator 2» (George Eastman, 1990)
Todo éxito ha dado de sí, con una gran probabilidad, algún tipo de secuela apócrifa, o lo que es lo mismo, falsas continuaciones que de manera comercial se apropian del nombre popular de alguna franquicia para apropiarse de la fama ajena. Durante los últimos años de apogeo del cine italiano de consumo popular, el exploit estaba a la orden del día; bajo este concepto podemos señalar, y en esto los italianos eran un auténticos expertos, todas esas películas que imitaban, copiaban u homenajeaban (que cada cual use su concepto favorito) los éxitos de cinematografías foráneas (principalmente la americana) para captar de manera directa al público y así amortizar en muy poco tiempo unos muy escasos presupuestos. El cine post-apocalíptico o el de espada y brujería (popularizados internacionalmente gracias a éxitos como las sagas iniciadas por Mad Max [George Miller, 1979] o Conan, el bárbaro [John Milius, 1982] respectivamente) fueron dos de los subgéneros más imitados y explotados hasta la saciedad, originando productos de inefable calidad técnica pero con un derroche de encanto y un sentido muy pasional hacia el entretenimiento. La emergente industria del videoclub sería el principal campo de cultivo para estos productos, que veían como el auge de la televisión iba paulatinamente restando público de las salas de cine de antaño. Sigue leyendo
Entrevista con Fabiola Toledo
Para completar el artículo dedicado a su figura, El Gabinete tiene el honor de presentar la entrevista que Fabiola Toledo ha tenido la gentileza de conceder a este rincón virtual. Un repaso a sus comienzos interpretativos en Italia, su peso en el cinemabis europeo gracias a su participación en películas como Demons (1985), un repaso a su filmografía, así como su relevante incursión en otros medios como la televisión y el teatro, que hacen de ella una solvente y dedicada intérprete. Como siempre se espera que el lector disfrute, aprovechando la ocasión para agradecer efusivamente a Fabiola su enorme amabilidad a la hora de atender y responder a las cuestiones. Sigue leyendo
Rostros de Culto: Fabiola Toledo
Justo cuando a finales de los 70 el cinemabis italiano empezaba a vislumbrar el principio del fin de aquella eclosión vivida en décadas pasadas, una actriz española se inmiscuía sin hacer ruido en algunas de esas producciones que ejercían como último escalafón de toda una industria para el cine de subgéneros europeo. Se trata de Fabiola Toledo, mujer con toda una sólida carrera a sus espaldas que ha abarcado tanto cine como televisión y teatro, campo este último al que se dedica en cuerpo y alma en sus más recientes años de profesión. Su trayectoria, a un simple vistazo de filmografía, responde al de una profesional dedicada con constancia y pleitesía a su oficio, auspiciándose como un eminente rostro de culto que por supuesto merece su hueco en este humilde rincón virtual. Sigue leyendo
Dossier Slasher: Introduciendo un género. Máscaras, cuchillos y gritos en la oscuridad… (2)
En la primera parte de este artículo introductorio al Slasher nos habíamos quedado justo en el momento en el que se puede catalogar el estallido comercial de este apasionante subgénero: el estreno en 1978 de La Noche de Halloween, el modesto film de John Carpenter que expondría y ampliaría enormemente las más representativas claves del mismo. Partiendo de una clara influencia como fue el esquema argumental de Navidades Negras de Bob Clark, Carpenter potencia hasta el extremo la utilización de una trama sencilla (un pequeño vecindario que sufrirá los crímenes de un villano) pero que gracias a una serie de conjunciones puramente fílmicas se convertiría en todo un clásico del terror. Asentando los que se considerarían muchos de los patrones básicos del Slasher, que ya venían dándose con anterioridad pero que el cineasta aquí los estandariza (víctimas adolescentes, localización aislada, villano enmascarado…), sumándole una elegante articulación narrativa (ya presentado con el plano secuencia de inicio y su maravilloso uso del formato panorámico), impropia de estas temáticas, y con un reparto que incluía a una vieja estrella de Hollywood como Donald Pleasence y la presentación al mundo de Jamie Lee Curtis, quien sobre ella recae la responsabilidad de establecer las coyunturas de lo que a partir de aquí se empezó a llamar como final girl. Sigue leyendo
Entrevista con Franco Garofalo. Manifesto di un attore.
Se concluye esta primera entrega de la nueva sección de «Rostros de culto», dedicada en exclusiva a Franco Garofalo, con una entrevista que el propio intérprete a concedido amablemente al Gabinete. Un modesto repaso a su carrera, con reflexiones sobre algunos de los más recordados directores con los que ha trabajado, compañeros de reparto, valoraciones hacia su filmografía y alguna que otra revelación personal. La mejor manera para reivindicar el peso de esos majestuosos rostros que pueblan el cinemabis y que hoy en día son recuerdo vivo de toda una producción admirada y añorada. Con todos ustedes, Franco Garofalo, al que me siento en la obligación de agradecer enormemente su amable predisposición e interés. Sigue leyendo
Terror en el convento (Bruno Mattei, 1981)
Terror en el convento es la tercera y última colaboración de Franco Garofalo con Bruno Mattei, quien aquí se encontraba con otra muestra más de su aportación a la llamada nunsploitation, esa vertiente del cine de explotación en el que la figura inocente, limpia y cristalina de las monjas es revertida de los componentes más grotescos del cine de género con tramas concernientes al sexo, la violencia o incluso la posesión diabólica, como es el caso del film que nos ocupa. Aquí Mattei (acreditado como Stefan Oblowsky) lleva esto al extremo, en una historia ambientada en un convento donde todas su feligresas irán apareciendo asesinadas bajo unas muy misteriosas circunstancias. Con la intención de esclarecer los hechos, al lugar llegara un joven sacerdote (Carlo de Mejo) que investigará todos los extraños sucesos que parecen atemorizar a las monjas del aparentemente tranquilo monasterio. Sigue leyendo
Especial Caníbal: «The Green Inferno» (Eli Roth, 2013)
En su incesante espíritu reivindicador de cinematografías del horror pasadas, Eli Roth pretende con este The Green Inferno rendir culto al clásico Holocausto Caníbal (1980) de Ruggero Deodato, que a su vez sería en su tiempo el polémico film estrella del subgénero de indígenas antropófagos. En realidad, y dentro de ese ímpetu del cineasta que siempre antepone su cualidad de cinéfago a la de director, Roth invoca todo un homenaje y revisión al canibalismo italiano no sólo recordado por el film de Deodato, sino también impulsado por cineastas como el Umberto Lenzi de ¡Comidos Vivos! (1980) y Caníbal Feroz (1981), el Sergio Martino de La montaña del Dios caníbal (1978) o el Joe D´Amato de Emanuelle y los últimos caníbales (1977), entre otros. Como films de explotación se aprovechaban de frondosas localizaciones selváticas para mostrar de manera exacerbada los instintos carnívoros y primarios de grupos de indígenas, dentro de un horror de enorme calado gore que en algunos casos, como el propio Holocausto Caníbal, gozaban de un realismo natural aterrador y más concretamente en el film de Deodato con una mirada al horror directa gracias a sus formas narrativas que de paso inaugurarían en popularidad el llamado found footage. Influenciado y apadrinado por el subgénero mondo (con gran relevancia en los años 60 y que el film Este perro mundo a.k.a. Mondo Cane [1962]) popularizaría, ofrecía una interacción con la imagen auspiciada por su intrínseco carácter documental), y tan odiado como amado a partes iguales, el cine de caníbales se recuerda bajo la alta exposición de su violencia que aunque le sea achacable cierta gratuidad en su incidencia, se alimentaba de una lectura sobre el despertar del lado más salvaje del ser humano, quien recibiría una especie de justicia poética cuando los caníbales hiciesen despertar sus instintos más bajos.