Hush (íd, Mike Flanagan, 2016)
Llevando el esquema de la home invasion a todo su metraje, Hush relata el desasosiego y desesperación de una joven escritora sordomuda que sufrirá el acoso de un misterioso hombre enmascarado en su aislada morada. Si algo se le puede reconocer a la película es la confección de una tensión medida y moderada bajo la batuta del sello personal de su director, Mike Flanagan, aunque como ocurriera en su previa y aplaudida Oculus el film se derrumbará por su condición de buena premisa alargada en un guión lleno de secuencias estériles, así como de una atmósfera mucho menos perturbadora de lo que puede dar el subgénero de los crueles allanamientos de morada imprevistos.
Hush tiene un punto de partida muy esperanzador al situar a su heroína lejos de los cánones del género y con una clara desventaja frente a su adversario, y por lo que se le podrían perdonar sus más que evidentes anacronismos de guión, aunque Flanagan pronto se olvidará de esto al insuflar espectacularidad con devaneos constantes con el survival, sobretodo en un tercio final donde la película ya ha perdido prácticamente todo el interés. Sin por supuesto desmerecer el trabajo interpretativo de su protagonista, Kate Siegel, gran parte del mecanismo de Hush quedará también ensombrecido por un villano sin atractivo ni interés, algo inaceptable en este tipo de historias.
La Invitación (The Invitation, Karyn Kusama, 2015)
La irregular Karyn Kusama requiere para su última película de ese mecanismo tan propio del cine de los 70 como es el suspense de «combustión lenta», ese que hace que el terror se ensamble colateralmente con las orquestaciones más perversas del thriller. Y bajo esto se desarrolla la trama de La Invitación, film en el que una reunión de viejos amigos acabará sacando a la luz un horror de tintes realistas y desesperanzadores, evolucionando en un ambiente enrarecido y turbio donde la enajenación y el delirio generará un hálito de desconfianza y escepticismo por parte de su protagonista, un estoico y abúlico joven atormentado por la reciente muerte de su hijo.
Bien dirigida y planteada con mucha inteligencia en su audaz y efectivo desarrollo, La Invitación sugiere una curiosa reflexión sobre las derivaciones y claustrofobias psicológicas del dolor, así como una eficaz ambigüedad, aunque se quede a medias tintas a la hora de imbuir perturbación a su componente de misterio y en la manera en la que son puestos en escena sus planteamientos; esto ocasionará que una idea inicial abrumadora acabe pareciendo demasiado ingenua, además de un final mucho menos estimulante y sugerente de lo claramente pretendido. Aún con todo, la propuesta de Kusama se sitúa por encima de la media de productos de corte similar.
Last Girl Standing (íd, Benjamin R. Moody, 2015)
Es una pena que este modesto producto sea totalmente fallido en su desarrollo porque parte de una idea principal que, partiendo de la iconografía del slasher, pretende imbuir de dramatismo y cierto surrealismo el simbolismo de la figura de la final girl, etiqueta clave en el citado subgénero. Tras ser la única superviviente de la matanza que un asesino enmascarado cometió sobre su grupo de amigos, la joven Camryn pretende superar las secuelas de la tragedia dentro de su cotidianidad. En esto se agradece la forma de intentar exponer una mirada intimista a un caracter tan habitualmente superficial como es la víctima del slasher, que aquí conformada en una personalidad perturbada y retraída que comenzará a sufrir una demencia que le hace creer que el asesino de sus amigos, dado por muerto, ha vuelto para cobrarse su vida.
Lamentablemente, una idea esperanzadora acabará sumergida en los clichés estéticos y la previsibilidad, con un desarrollo lento y tedioso; las supuestas escenas de choque no lograrán impresionar, la evolución de su premisa es inexistente y en general toda la película no parece luchar en ningún momento por añadir personalidad a su narrativa. Además, cualquier espectador versado en el subgénero irá dos pasos por delante de lo que está contando, que hará que ni su artificioso tercio final logre captar interés.
Perros Rabiosos (Enragés, Éric Hannezo, 2015)
De una cinematografía tan puntualmente visceral como la francesa proviene esta nueva versión del Semáforo Rojo (1974) de Mario Bava (extraña traducción que se hizo en España de Cani Arribiati, que paradójicamente respeta la traducción de este remake), en la que el maestro italiano relataba la historia de unos atracadores que tras un robo accidentado reclutan de rehénes a un padre y su hijo enfermo… El francés Éric Hannezo traslada la misma historia a una Francia de una oscura y nihilista noche colorista (el original, por el contrario, se desarrollaba a plena luz del sol en su totalidad) respetando la violencia fulminante impresa por un Bava que mostraba hálitos de furia cada vez que sus personajes eran llevados al límite. En esta versión esto se respeta bajo una dimensión mucho más encorsetada y sujeta a un estilo visual que parece evocar la lumonisidad y aristas del cine de acción de los 80, envoltorio de una crueldad en su personajes que recordarán a la escuela del terror visceral francés de principios del presente siglo.
A pesar de que este Perros Rabiosos tiene un envoltorio preciosista y comprometido con una estética que parece querer llegar al nivel gráfico de sus dramatizaciones violentas, la película se pierde en el dibujo de su suspense (el original de Bava, a pesar de ser un re-montaje realizado años después de su fallecimiento, tenía un nerviosismo extremo en su tensión) y en la manera poco equilibrada de mezclar tensión con acción, lo que ocasionará algún que otro altibajo en una narración que mantendrá atado al espectador por su preciosista envoltorio visual. Un mayor respeto a los valores intrínsecos de la obra de Bava, conducida por un estilo de guerrilla puramente artesanal, hubiera llevado a este Enragés a mayores cotas de relevancia, aunque se disfrute más como una versión hipebolizada y colorista de una especie de neo-noir francés.
Saludos desde el Gabinete, camaradas.
Hola Reverendo;
Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión de Hush, ya que no termino de entender el bombo que se le está dando. Sí que introduce a una protagonista atípica y en este sentido es novedosa, pero la historia carece de tensión o de escenas que verdaderamente te pongan la carne de gallina. Y el villano, a parte de no saber cuáles son sus motivaciones para presentarse en esa casa y ponerse a matar a todo el que se le cruza, no tiene ningún carisma, ni aterroriza.
The Invitation me encantó y es una de las mejores películas que he visto este año. Aquí sí que había tensión, madre mía, jejeje. Y la otras películas que mencionas no las he visto, pero me parece muy interesante la premisa de Last Girl Standing, que pena que, como indicas, no la hayan sabido aprovechar.
Un placer leerte como siempre.
Aida
Muchísimas gracias por tus palabras Aida! «Hush» está teniendo una sobredimensión que no alcanzó a entender muy bien, cuando además compromiso con el género tiene más bien poco. The Invitation tiene unos planteamientos muy inteligentes, y está muy bien dosificada, puede que ahí radique el buen gusto con el que está rodada.
Fíjate que, a pesar de todo, te diría que le dieses una oportunidad a «Last Girl Standing»; teniendo en cuenta que vas a ver algo con muchas carencias, puede que le encuentres cierta gracia a la propuesta.
Besos, Bloody Princess!
Me ha llamado mucho la atención «Last girl standing», un pensamiento que me ronda la cabeza es que el terror podría revitalizarse añadiendo más carga dramática a sus historias. La premisa me parece muy interesante, lástima que se adivine por tu reseña que la película hace aguas.
Hush parece también curiosa, aunque eso de que el antagonista no tenga carisma me echa para atrás. Alguna otra crítica ha señalado que el malo es un «love-to-hate» lo que no estaría mal.
A ver si sale alguna película moderna de género que nos entusiasme, Reverendo. Que estas reseñas con tantos «peros» me parten el corazón. Aunque yo comparto lo de ser más crítico con lo que más me gusta, el terror.
Buenas reseñas, buena entrada.
Pues sí, el gusto que deja «Last Girl Standing» es el de idea desaprovechada, que da tumbos interesantes en su primera media hora para luego echarse a perder, a pesar de tener un último tercio con amplias dosis de casquería.
«Hush» tiene otro problema, que es su aspecto de producto televisivo refinado. Por algún lado leí que era una película hecha expresamente para Netflix, lo cual apoyaría mi sensación sobre ella.
El problema de nuestro género predilecto es el de siempre, que a la vez puede entenderse como una ventaja: la ferviente producción que provocan mercados como el del «direct to video» y ahora las plataformas digitales, que hacen que multitud de productos, muchos de ellos de dudosa calidad, proliferen. Soy de la opinión que por supuesto no dañan a nadie, y permite a jóvenes director abrirse paso aprovechándose del bajo presupuesto, pero para encontrar algo de calidad casi que tenemos que esperar a los nombres de siempre.
Muchísimas gracias por tu apoyo, camarada Rope!