Dossier Nasty: «Snuff» (Michael Findlay, Horacio Fredriksson, Simon Nuchtern, 1975)

snuff

Nos encontramos con uno de los casos más estrambóticos hechos que han acontecido alrededor del fenómeno de las Video Nasties; su concepción ya intenta romper cualquier límite sobre el mercado underground y marginal en el que se producían muchas de las películas que irrumpieron de lleno en la lista censora del gobierno británico. Para quien no conozca la película y esté ahora mismo inquieto con el título de la cinta, en efecto, su origen viene como alusión clara al fenómeno de las grabaciones con muertes reales que han dado para sí todo un supuesto mercado clandestino, aunque la existencia real de estas películas esté más cerca de la leyenda urbana dentro de la contracultura que de ser una temida realidad. Aún así, el productor Allan Shackleton vio en las supuestas grabaciones snuff un gancho perfecto para estrenar una película que encandilase al público más morboso y deseoso de emociones fuertes. Según parece, el empresario leyó un recorte de periódico que hablaba de una supuesta expansión de este tipo de grabaciones por ciertas regiones de Sudamérica. Sigue leyendo

Dossier Nasty: «No miréis en el sótano» (S. F. Brownrigg, 1973)

dontlookposter

Con esta película nos encontramos con uno de esos casos en los que su recuerdo entre el aficionado sigue aún vigente principalmente por pertenecer a la lista de las «Video Nasties«, aunque tenga ciertos valores para considerarla una película de género bastante interesante dentro de su estampa de film vesánico. No miréis en el sótano es hija directa de esos vigorosos años en los que el cine de terror de bajísimo presupuesto estadounidense se nutría de visceralidad, donde una oleada de jóvenes directores afrontaban una mirada al terror de manera mucho más enérgica y vital hacia los nuevos cánones. Si se incluye directamente esta película en esa oleada es debido principalmente a sus precarios medios, capitaneado por un ínfimo presupuesto de 100.000 dólares, pero que sin embargo parecía emular un tipo de terror trastornado bajo las precarias formas de la Serie B de la época. Si hay una película que resume a la perfección esa torbellino de frescura es La Matanza de Texasestrenada en 1974 como un clásico instantáneo, con la que No miréis en el sótano comparte ciertas pretensiones y procedimientos que las hacen jugar en una liga muy similar, aunque claro está que su aportación al terror es bastante desemejante. Sigue leyendo

Dossier Nasty: «The Ghastly Ones» (Andy Milligan, 1968)

theghastyones

Filmada en 16 mm y casi en su totalidad con cámara en mano, The Ghastly Ones vive hoy en el recuerdo por suponer la primera película  de terror del incombustible e indescriptible realizador Andy Milligan, un cineasta todoterreno (además de dirigir también se encargaba de manera habitual de la fotografía, montaje y guión de sus films) con unos orígenes que se anclan a una notable experiencia en teatro hasta que a mediados de los 60 comienza a coquetear con el cine underground de temperamento amateur. Así inicia en aquella década un círculo de películas que recorrieron sin rubor los caminos del cine de explotación más marginal y en su vena más transgresora, en unas altas dosis de violencia bajo el sentido naif y premeditadamente humorístico que en aquellos momentos reinaba en el cine bis más desenfrenado gracias en gran parte a la jocosidad con la que Herschell Gordon Lewis parecería eclosionar el splatter, con sus efectos gore de medios artesanales y deliberada sobreexposición. Sigue leyendo

Dossier Nasty: «No vayas cerca del parque» (Lawrence D. Foldes, 1981)

poster

Nos encontramos con una de las películas más singulares de todas las que ocupan la lista de las «Video Nasties«. Y es que, aunque las cotas de calidad de los famosos vídeos prohibidos del Reino Unido nunca han sido consideradas de alto nivel, lo cierto es que en este film dirigido por el entonces  jovencísimo debutante Lawrence D. Foldes (20 años tenía en el rodaje) es uno de los que más abiertamente expone su espíritu trash, partiendo de una trama totalmente demente que mezcla sin ningún tipo de rubor viejas leyendas, brujería y canibalismo, todo ello expuesto de una manera alienada y de insultantes inconexiones. Sigue leyendo

Dossier Nasty: «La casa de la colina de paja» (James Kenelm Clarke, 1976)

poster

En lo puramente cinematográfico, los 70 fueron una época representada ante todo por la transgresión y películas La casa de la colina de paja es una buena muestra de ello. Quizá más conocida por su internacional epíteto Exposé, esta producción netamente británica debe gran parte de su fama a su inclusión en el listado de las «Video Nasties», pero sería injusto quedarse únicamente en lo anecdótico y no hacer referencia a una serie de valores muy dignos de mención, más aún cuando el film tiene una esencia anclada tanto formal como estilísticamente a la ya citada década. Presentado como un thriller inclasificable, con atmósfera retorcida y desarrollo impreciso, la trama se ubica en medio de una densa y exuberante campiña inglesa totalmente aislada donde se encuentra una solitaria casa en medio de la nada que servirá a un paranoico escritor de éxito de una ubicación perfecta para desarrollar su segunda novela, tras una primera obra de inesperado y abrupto éxito. Sigue leyendo

Dossier Nasty: «Caníbal Feroz» (Umberto Lenzi, 1981)

cannibalferox

Umberto Lenzi, cineasta todotorreno que se adaptaría a la perfección en la industria de géneros europea de los años 60 y 70, comprendió una artesana carrera en todo tipo de vertientes. Desde el western al giallo, pasando por el poliziesco y llegando al terror, en 1981 labraría un díptico dentro del cine de explotación que centraría su temática en un elemento de candente actualidad por aquel entonces, la antropofagia; esta se popularizaría como causa del enorme y polémico éxito de Ruggero Deodato con Holocausto Caníbal (1980), el metraje encontrado más escandalizador de la historia del cine que hizo creer a multitud de espectadores que las tropelías que una tribu de caníbales del Amazonas hacían sobre un grupo de reporteros era real. Lenzi dirige en 1980 ¡Comidos Vivos! y un año después esta Caníbal Feroz, en un claro intento de seguir el rebufo del enorme éxito comercial del film de Deodato aunque es cierto que el gran Umberto ya había tocado el género mucho antes con El país del sexo salvaje, de 1972. Si bien esta última está considerada como una de las más primerizas muestras del «canibalismo italiano», sería Deodato con Mundo caníbal, mundo salvaje (1977) y sobretodo Holocausto Caníbal el que daría su pistoletazo de salida a nivel comercial. De hecho, existe una trifulca entre Lenzi y Deodato que nace a partir del momento en el que el director de Holocausto Caníbal critica duramente a Caníbal Feroz tildándola como un pobre exploit de su película. Además, en el Comidos Vivos de Lenzi se utilizan varios planos de la exótica actriz Me Me Lai extraídos de Mundo caníbal, mundo salvaje de Deodato (la intérprete aparece en ambas películas) algo que a este no le agradaría nada.

Sigue leyendo

Dossier Nasty: «Campo de concentración nº 7» (Lee Frost, 1969)

poster

Uno de los clásicos de culto incluidos en la la lista de las «Video Nasties» es Campo de concentración nº7. Y es que, a pesar de ser un título no muy conocido, dejando a un lado su calidad, la película fomentaría y hasta en cierto punto inauguraría dos de las vertientes más conocidas del cine de explotación: las women in prison films (WiP films a partir de ahora) y la nazisploitation. Aunque la segunda pueda considerarse una variante consecuente de la primera, ambos subgéneros disponen de suficientes títulos representativos como para separarlos como corrientes. Las WiP films son ese subgénero del cine de explotación en el que una o varias mujeres inocentes son enviadas a instalaciones penitenciarias habitualmente de manera injusta, para sufrir los abusos  y vejaciones de un grupo de personas con rango (casi siempre soldados o incluso miembros de una rama de tráfico de prostitutas) obligándolas a realizar trabajos forzados o  actividades sexuales. Sigue leyendo

Dossier Nasty: «Aquella casa al lado del cementerio» (Lucio Fulci, 1981)

poster

Inauguramos el repaso a las películas que conforman la lista de las «Video Nasties» con uno de los directores que  aportaría más de un título al ya famoso listado de cintas perseguidas. Concretamente, Lucio Fulci, el llamado «padrino del gore» y que tendrá también su Dossier en el Gabinete, aporta al famoso listado británico de vídeos poscritos Nueva York bajo el terror de los zombies (1979), El más allá ,(1981) además de esta Aquella casa al lado del cementerio. No es de extrañar, ya que una de las características que más famoso han hecho a Fulci como realizador de terror (algo que le llegaría en su última etapa, ya que abordó varios géneros, desde el western hasta la comedia, en la explosión del cine popular italiano de los 60 y 70) han sido siempre sus escenas grotescas donde todo podía estar presente, desde hemoglobina en cantidades industriales, gusanos viscosos o arañas carnívoras. La película que hoy nos ocupa es la tercera parte de la trilogía pirata denominada «Las puertas del infierno«, sobrenombre ideado desde el propio fandom con el que se agrupan tres de sus películas más populares: Miedo en la ciudad de los muertos vivientes (1980), El más allá y Aquella casa al lado del cementerio; las tres parecen compartir universo con una atmósfera raruna y perturbadora, centrando su argumento en un terror sobrenatural donde nuestro mundo acaba conectándose, tras una serie de funestos hechos, con otra dimensión  oculta, cuasi luciferina y de aspecto altamente malvado. Sigue leyendo

Dossier Nasty: Introducción a las «Video Nasties» (2)

video_nasties

El 1 de Septiembre de 1985 entra en vigor la “Video Recordings Act 1984”, una ley supervisada por la British Board of Film Classification y sugerida por el político conservador Graham Bright en la Cámara de los Comunes de 1983. Esta ley sometería a un duro trámite de clasificación que haría que las calificaciones de las películas fuesen independientes en vídeo y cine. Por lo tanto, era habitual que películas cuyo montaje no sufriría ningún corte en sus pases en cine sí fuesen duramente censuradas para sus ediciones domésticas.Concretamente, cabe mencionar que dos clásicos como  Perros de Paja (Straw Dogs,Sam Peckinpah, 1971) o  El Exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973) se exhibirían sin problemas en los cines del Reino Unido pero sin pasar la criba de los órganos censores para sus ediciones de video; por lo tanto, el desenlace sería el obvio: ambas películas serían postergadas y retiradas de los videoclubs durante algunos años.news1 La “Video Recordings Act 1984” prometía además penas durísimas para quienes pretendiesen comercializar en vídeo montajes íntegros de películas censuradas, y se exigía que algunos films lanzados en la fecha anterior de que la ley entrase en vigor fuesen re-clasificados de nuevo.El objetivo era claramente la lucha contra la libre distribución de material que se considerase prohibido, obsceno o poco apropiado.
Sigue leyendo

Dossier Nasty: Introducción a las «Video Nasties» (1)

Afortunadamente para todo aficionado al cine menos convencional, existe un conjunto de películas sobre las que se cierne un culto y admiración especiales. Esta cada vez más creciente devoción tiene su inicio recién estrenada la década de los 80 cuando cae sobre un nutrido grupo de films el intento de martirio comercial por parte de la British Board of Film Classification, el órgano censor británico que controlaba a primeros de los años ochenta, no sin estrictos miramientos, todo aquello que se estrenase tanto en salas de cine como en el imperante mercado doméstico de los videoclubs. Y es que para hablar de ese nutrido puñado de cintas objeto de persecución, que la National Viewers´ and Listeners´ Association (asociación, también británica, de un grupo de indignados consumidores de imagen y sonido que veían incívico el desmedido contenido de sexo, violencia, blasfemia o conductas como la homosexualidad) apodó con el hoy en día recordado concepto de las “Video Nasties”, es irremediable ubicarse en el principio de la década de los 80 y la ya mencionada eclosión de los videoclubs. Sigue leyendo