Apocalipsis Caníbal (Bruno Mattei, 1980)

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Dentro de la cinematografía de explotación italiana el subgénero de los muertos vivientes captó toda la atención de numerosos cineastas tras el estreno del Zombie (1978) de George A. Romero, que para más inri tenía a Dario Argento como productor, quien supo como nadie vender la película en Europa. Tras una primera respuesta de claros tintes de imitacióm como Nueva York bajo el terror de los zombies, (a.k.a. Zombie 2, en su intento de venderse como falsa secuela, que además supuso la entrada por la puerta gran de Lucio Fulci al euro-splatter), Bruno Mattei, auténtico capo de la imitación trash de lo foránea, dirige Apocalipsis Caníbal, co-producción hispano-italiana que supone para el cinemabis uno de los más apasionantes ejercicios de explotación del muerto viviente. Los españoles Jose María Cunillés (también participante en el guión, como luego detallaremos) y su mujer Isabel Mula produjeron junto al italiano Sergio Cortona (habitual del cine de Mattei) un guión de Claudio Fragasso en el que Mattei pudo imprimir esa obsesión que siempre ha destilado por el Zombie de George A. Romero (su pseudónimo más utilizado, Vincent Dawn, nacido en este film por imposición de los productores españoles, es ya todo un guiño a la película), dentro de una historia en la que un fallido experimento científico en una central nuclear que provoca una epidemia zombie que acabará en tragedia; al mismo tiempo, en el inicio del su film Mattei nos lleva un intento de atentado en un consulado perpretado por unos ecologistas radicales, lo que nos presentará al grupo de operaciones especiales cuya posterior misión será ir a isla de Nueva Guinea a investigar la tragedia de la central. El grupo se encontrará en un poblado de la selva con una periodista, especialista en tribus, justo en el momento en que junto a su marido presencie el comienzo de la invasión zombie que aterra al lugar y contagia progresivamente a los lugareños. 

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Apocalipsis Caníbal es para el que esto suscribe una de las mejores y fascinantes explotaciones del cine italiano. Tiene todo el encanto de los émulos italianos de éxitos foráneos, empezando por una desfachatez tremenda a la hora plagiar todo aquello que en sus modelos triunfaban. Mattei pretende hacer su versión de Zombie, inmiscuyéndose de paso en la corriente caníbal imperante en aquel entonces gracias al impacto mediático del Holocausto Caníbal (1980) de Ruggero Deodato. Como muchas otras propuestas de Mattei, y por extensión otras piezas claves del exploit italiano, la película se inmiscuye en varias ideas conectadas de manera alocada, ingenua y extravagante. Lo alienado y desvergonzado de la película llega a tal punto que directamente  se acredita una música de Goblin (en aquellos momentos en la cresta de la ola gracias a sus colaboraciones con Dario Argento) para que luego descubramos que las composiciones estarán extraídas de los scores originales del grupo para otros films como el propio Zombie de Romero y Contaminación (Alien invade la Tierra) (1980) de Luigi Cozzi, sin ningún tipo de autorización legal por parte de la banda de Claudio Simonetti, aunque Mattei siempre defendería de que se trataban adaptaciones de los temas originales: «Yo personalmente escogí la música porque la de Goblin era genial, especialmente la de ´Zombie´… De hecho hay algunas partes que se grabaron en Italia porque Dario Argento editó esa película. Carlo Bizio, que era amigo mío, puso a mi disposición la música de Goblin y yo la adapté«.  A este respecto y a favor de la película, cabe decir que la música está muy bien implementada en la acción. vlcsnap-2016-05-27-13h48m20s664Mattei, director tótem del trash italiano pero con un sentido de oficio como cineasta (recordemos que antes de saltar a la dirección tiene una incombustible carrera como montador) parece saber muy bien lo que tiene entre manos y enerva a su película del nervio y el ímpetu de la explotación haciendo que a pesar de sus más que precarios medios, además  de excentricidades algo ridículas, la película destaque por un puñado de escenas rodadas con brío y un fascinante sentido del entretenimiento (la irrupción al consulado del inicio, muchos de los ataques de los muertos vivientes, el componente de desfachatez en los momentos de impacto con insertos gore dignos de la ferocidad del euro-splatter…), que convierte a la película en un producto de Serie B enormemente disfrutable y con la insolencia propia del cine de muertos vivientes más extremo. Mattei no escatima a la hora de alternar escenas de suspense rodadas con cierto garbo, destacando aquí un prólogo y epílogo encantadores, así como algunos de los ataques zombies que, con lo esperpénticos e irrisorios muertos vivientes marca de la casa (extras con harapos y maquillados con lápices de colores del todo a 100, que si el lector se fija podrá observar como hasta a alguno hasta se le escapa la risa en plena acción) poseen un encanto abrumador en sus lentos acechos a sus víctimas. Lógicamente, todas estas virtudes de la película solo podrán ser asimiladas por quien conecte con el espíritu guerrillero y osado del exploit italiano, en la concepción de unas películas con ínfulas de calidad, lo cual añade aún más carisma al asunto.

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Mattei emula a Romero hasta a la hora de utilizar la trama zombie con cierta denuncia social (situémonos a principios de la década de los 80, con el pánico social pre-Chernóbil a la industria nuclear, además de las explotaciones vividas en los conflictos africanos), mezclando el exploit zombie con el cine de caníbales, incluso insertando planos de situación directamente sacados de documentales que dentro de su desfachatez imperante. La película lo tiene todo para ganarse al espectador más desprejuiciado: agujeros inexplicables en su guión, destetes gratuitos, violencia sin ningún tipo de estridencia, zombies en su iconografía más añeja (reincidimos aquí en su lentidud y parsimonia, que harán recordar al modelo clásico del muerto viviente ahora sepultado por modernas discordancias) y dos aspectos en los que me gustaría incidir; primero, la dirección totalmente desenfrenada del Bruno Mattei más desmesurado en suvlcsnap-2016-05-27-13h54m21s714s presunciones artísticas de director de terror (reincidimos que Mattei era un hombre con un sentido especial para el fantástico, que lamentablemente se tendría que conformar en rodar con presupuestos irrisorios y cuyas maneras acabarían de manera fascinante rendidas a la desfachatez propia del trash) , así como un peculiar y  grupo de intérpretes: dentro de la generalizada sobreactuación el conjunto de actores destila cierto carisma, destacando aquí al grupo de operaciones especiales protagonista, ese que a pesar de darse cuenta de que un simple disparo en la cabeza acabaría con cualquier muerto viviente prefieren descerrajar toneladas de plomo sobre los zombies. En él encontramos a Santoro, interpretado por Franco Garofalo, protagonista de la semana en el Gabinete; su personaje se convierte en la estrella inesperada del film, con sus continuos vaciles y pitorreos al grupo de muertos vivientes. Dentro del reparto español encontramos a José Gras (quien tuvo un breve periplo en el cinemabis europeo con Los Violadores (1981) de Paul Grau, El Ser (1982) de Sebastián D´Arbò o La conquista de la tierra perdida (1983) de Lucio Fulci, y del que por algún sitio leí que últimamente se ganaba la vida alquilando hamacas en la playa de Sitges) como el Teniente Mike London, cabecilla testosterónico del grupo; otros rostros del cinemabis  de la época son  Josep Lluís Fonoll como Vincent, Gabriel Renom como Osborne o el icónico e incombustible Víctor Israel,vlcsnap-2016-05-27-13h51m55s792 quien hace de un sacerdote convertido en zombie en una de las escenas más simbólicas de la película, que apasiona a quien esto escribe. La película contaba con la presencia femenina de la italiana Margit Evelyn Newton, en un papel de florero total, también vista en el segundo Hércules de Luigi Cozzi, La furia del coloso (1985), y en una de las secuelas piratas de la saga del Bronx de Castellari llamada Il giustiziere del Bronx (1989), dirigida por Vanio Amici en 1989; su acompañante en la película que nos ocupa estaría interpretado por el desconocido Selan Karay, visto en un pequeño papel en Violación en el último tren de la noche (1975) de Aldo Lado.

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«Apocalipsis Caníbal fue un encargo de la productora. Estaba de moda el género de Romero con ´Zombie´ pero queríamos hacer algo diferente, más ligero y no tan serio. Hubo dos guiones para esta película, el que yo prefería fue rechazado por la productores, así que tuvo que hacer el que no me gustaba tanto«, declara Mattei. El primer tratamiento del guión de Apocalipsis Caníbal fue obra del catalán José María Cunillés, que sería completado poco después por Claudio Fragasso y su mujer Rossella Drudi. El primer boceto de la pareja italiana tenía las ampulosas intenciones de, dentro de la explotación italiana fenómeno zombie inaugurado como hemos dicho por Lucio Fulci dos años antes, tratar una enorme epidemia del virus situada en África que haría que el Tercer Mundo se rebelase a través de una horda de muertos vivientes contra las naciones que habían industrializado el continente. Las limitaciones presupuestarias de las dos productoras que manejaban el proyecto, la española Dara Films (responsable de algunos títulos del cine del «destape» hispano de la época) y la italiana Beatrice Film (con la que Mattei rodaría algunos de sus posteriores sub-productos), impidieron que ese primer tratamiento de Fragasso se llevase a cabo, originando posteriores descartes y añvlcsnap-2016-05-27-13h57m38s770adiduras a un guión que podría justificar lo incomprensible de la trama en algunos momentos. La película se rodó casi en su totalidad, en lo que a exteriores se refiere, en las afueras de Barcelona (la central nuclear es una planta de tratamiento de basura situada en Badalona), que Mattei y Fragasso intentaron hacer pasar por una frondosa selva de Nueva Guínea, durante un rodaje de cuatro semanas; la película se finalizaría en los estudios romanos Mafera. A la hora de revisar los brutos, Mattei, ya en Italia, asumió el material rodado en España como insuficiente y tras varios parones en la producción (estamos ante un guión incompleto, y con Mattei y su montador Claudio Borroni con una película cuyo montaje no sabían como afrontar), Bruno pediría a los productores la inclusión de varios planos de El Valle (1972), un drama de Barbet Schoreder ambientado en Nueva Guínea. Con el mismo ímpetu de vlcsnap-2016-05-27-13h58m00s812dotar al film de un toque exótico, Mattei también extrae planos para las escenas de los nativos de los documentales Nuova Guinea, l´isola dei cannibali (1974) de Iko Ide y el siniestro reportaje sobre el culto a la muerte Des Morts (1979), de Jean-Pol Ferbus, Dominique Garny y Thierry Zeno. «Insertamos imágenes de archivo porque la historia se ambientaba en Nueva Guínea. Afortunadamente teníamos mucha documentación del país, así que las imágenes insertadas quedaron muy bien. Hay imágenes de pueblos reales y otras que retocamos. Tuvimos eso desde el principio, si no habríamos tenido que rodar en los trópicos. En vez de eso rodamos en España, en Barcelona«, afirma Mattei. Al parecer Fragasso aseguró en alguna entrevista que la mitad de Apocalipsis Caníbal fue dirigida por él; lo que es seguro es que al menos desde la producción se le encargó el rodar varias tomas (la mayoría, planos cortos de efectos especiales) en el tiempo de rodaje de estudio de Bruno Mattei.

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«No había visto esta película en muchos años. Entonces, alguien de la revista Nocturno me llamó y me dijo que Quentin Tarantino había estado hablando de la película en algún sitio. Decidí verla otra vez y tratar de entender por qué le había gustado tanto. La vi otra vez y comprendí por qué le gustó», declara MatteiApocalipsis Caníbal es una película de enorme culto, auténtico tótem de la explotación italiana. Se estrenó bajo este título en España, con calificación «S», el 17 de Noviembre de 1980, logrando una recaudación de 45.857.824 de pesetas de la época con 312.615 espectadores. Internacionalmente se estrenaría como Virus (al igual que otra película zombie de Antonio Margheriti de ese mismo año, referida en algunos círculos como Apocalipsis Caníbal dentro del habitual caos de títulos en la distribución del cine italiano), Zombie Creeping Flesh (Reino Unido), Virus: L´inferno dei morti viventi (estreno en vídeo en Italia) o el americano Hell Of the Living Dead. En lo respectivo a Franco Garofalo, su papel, Santoro, que tiene para sí un inesperado contrapunto cómico que lo hace de lo más memorable del film, será uno de los papeles más icónicos y recordados de su filmografía, que le permitió además rodar en España. Sería su primera colaboración con Bruno Mattei, que el que luego trabajaría en La verdadera historia de la monarca de Monza (1980) y Terror en el convento (1981). Bruno Mattei acostumbraba a hablar de Franco en muchas de sus entrevistas: «Garofalo es un gran actor, pero no tuvo mucha suerte. Como todos los buenos actores italianos, es un intérprete de carácter. De hecho,en ´Apocalípsis Caníbal´, en la escena que se lanza a los zombies, preguntándoles si le quieren comer como si fuera un pollo, estuvo estupendo y fue de su propia cosecha«.

*Declaraciones de Bruno Mattei extraídas del DVD de ´Apocalipsis Caníbal´ editado por Suevia Films.

Saludos desde el Gabinete, camaradas.

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7 comentarios en “Apocalipsis Caníbal (Bruno Mattei, 1980)

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  2. Al fin he descubierto de dónde salió tu ávatar. Misterio resuelto. 🙂
    Curioso que se tire de imágenes de archivo pareciera más genuino. La verdad que tengo que ponerme al día con estas pelis de culto del género. Salvo Holocausto Canibal y alguna más, admito que no soy un gran conocedor de ese rincón del cine de terror.

    Lo del histrionismo me tira un poco para atrás, pero le daré una oportunidad a este Apocalipsis Caníbal.

    • Desde luego Apocalipsis Caníbal es una buena entrada en el cine exploit italiano! Si le perdonas sus estridencias, te espera ante ti toda una retahíla de delirantes y pasionales propuestas, camarada!! Le ordeno que, por supuesto, me informe de sus progresos…

      Abrazo fuerte, camarada Rope.

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